Nadie tiene muy claro cual será el destino del fallido vocero de Seguridad, Indalecio Ríos. Sigue cobrando más de 100 mil pesos mensuales, mantiene el lujoso vehículo oficial que le asignaron, chofer, guaruras, secretarias, celular, radio y otros muchas canonjías, pero en los hechos es claro que ya no tiene trabajo ni razón de ser. El ex presidente municipal de Ecatepec, de todos los afectos del gobernador, está en calidad de desaparecido de los medios de comunicación. Esperemos a ver ahora que nueva misión le encomiendan.
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El corazoncito de Alfonso Navarrete Prida no deja de latir por el Estado de México que estuvo cerca, cerquísima, de gobernar, pero optó por no tomar la oportunidad al negociar en aquel entonces un acuerdo político con Enrique Peña, que a la postre le redundó muy buenos dividendos, como una diputación y ahora la secretaría del Trabajo. Poncho, como sus amigos y aliados le llaman cariñosamente, ha retomado la aspiración de convertirse en gobernador. No hay que perderlo de vista, tiene posibilidades.
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La señales que ha enviado desde Los Pinos son muy claras. Todos los candidatos del PRI a diputados federales por el Estado de México tendrán como principal característica su lealtad absoluta al presidente y su filia ciento por ciento peñista. Aquellos que no tengan en su ADN político los genes EPN que ni sueñen con una suculenta curul en San Lázaro. Tal vez sólo le cedan un par de posiciones a Eruviel.
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La oposición en el Estado de México es un mito. La segunda y terceras fuerzas electorales están hechos un desastre, pero aún, se cree que cooptados. Quien verdaderamente sabe del asunto advierte como en las siguientes elecciones se papel será de lastimoso patiños del PRI que legitimarán todo a cambio de unas cuantas posiciones. El PRI tiene todo para llegar con una sonrisa a cumplir el siglo en el gobierno. No le hacen ni cosquillas con las actuales dirigencias de la izquierda y la derecha. Sólo MORENA podría hacerle algo de daño.