Se Dice Que…

¡Que alguien rescate a Eruviel! Se escucha extraviado, se le ve angustiado. En su desesperación es incapaz de articular oración coherente alguna, no atina a explicar ni a explicarse. El gobernador parece que políticamente ha entrado a terapia intensiva. Dos años y medio después de asumir no se da cuenta que ya no es candidato, […]

¡Que alguien rescate a Eruviel! Se escucha extraviado, se le ve angustiado. En su desesperación es incapaz de articular oración coherente alguna, no atina a explicar ni a explicarse. El gobernador parece que políticamente ha entrado a terapia intensiva. Dos años y medio después de asumir no se da cuenta que ya no es candidato, que es gobernador, que a mitad de sexenio no puede pedir paciencia a la gente ni seguir escupiendo promesas, como si todavía estuviera en campaña. Hechos, es lo único que puede salvarlo. Su administración pende de un hilo y solo los buenos resultados, inmediatos, podrán evitar su caída, nada mas.

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En el pecado Eruviel lleva su penitencia. Se rodeó de colaboradores chiquitos, de talla intelectual, política, académica y técnica muy pequeña. Tomo a ex funcionarios municipales para colocarlos en el primer plano del poder, por el simple mérito de eran sus amigos o paisanos del Valle de México. Son esos precisamente quienes lo han empinado con sus sandeces.

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Para entender que tan mal está el gobierno estatal, bastaría con saber que el hombre fuerte, la materia gris, es el secretario de Finanzas, Erasto Martínez. Un joven solterón con muy poca experiencia que ejerce el poder frente a los vacíos que deja el gobernador. Si las cosas siguen como van, Erasto se convertirá en el enterrador del eruvielismo y su pretendido plan de instalar a la clases política por los siguiente 24 años en Casa Estado de México.

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El siguiente trimestre será definitorio para el gobernador tambaleante, se le agota el tiempo para tirar el lastre y hacer los cambios que las circunstancias sociales, política y económicas le exigen. Su gabinete de cuates tendrá que ser sacado del palacio para rodearse de gente capaz que pueda ayudarle a enderezar el barco y evitar el cataclismo en las elecciones. Pocos de sus colaboradores se salvan.