Se Dice Que…

Desde hace años, particularmente durante las últimas dos décadas, el control de la policía preventiva se ha hecho con poca pulcritud y mucha irresponsabilidad. Gran negocio con ganancias multimillonarias de dinero sucio, botín político del poderoso en turno donde se coloca a los amigos, aunque nada sepan de seguridad pública. Las fauces de la corrupción […]

Desde hace años, particularmente durante las últimas dos décadas, el control de la policía preventiva se ha hecho con poca pulcritud y mucha irresponsabilidad. Gran negocio con ganancias multimillonarias de dinero sucio, botín político del poderoso en turno donde se coloca a los amigos, aunque nada sepan de seguridad pública. Las fauces de la corrupción del gobierno del Estado México tienen uniforme y andan en patrulla, es la cloaca, la cañería del sistema a punto de reventar colmada de tanta porquería.

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Es difícil recordar cuando fue la última vez que se colocó a un policía de carrera al frente de la seguridad pública estatal. El sexenio anterior arrancó con un marino especialista en combate a movimientos subversivos, un represor que salió con más pena que gloría, lo relevó un personaje sin mayor mérito que ser haber sido el compañero pendenciero de la escuela del mejor amigo del gobernador, más tarde llego otro neófito en la materia pero leal empleado del secretario General de Gobierno. Patético.

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Para iniciar su administración a Eruviel le impusieron a un político del Partido Verde, hermano del compadre del presidente. Como era de esperarse su desempeño fue fatal, trágico. Lo reemplazaron con una buena mujer, cándida académica a la que se tragó la estructura corrupta de viejos policías enquistados en las posiciones de mando. Ahora llega un policía de amplia trayectoria, pero como todos los policías, con historia de claroscuros. Que no sirva de consuelo a Eruviel, pero nunca lo han dejado decidir en el tema.

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Hay que tener muchos hígados para aguantar lo que Eruviel aguanta. El trato que recibió ayer no fue digno de la investidura del gobernador del Estado de México. Asumió manso que lo traten como subordinado, fue casi una abdicación. Valga la comparación guardadas proporciones, Adrián Canales es una especie de light del comisionado Castillo en Michoacán. Eruviel se está volviendo experto en eso de tragar sapos sin hacer gestos. Todo sea por permanecer en el cargo el sexenio completo.