A Eruviel lo llamaron a Los Pinos la semana anterior. La cita no trascendió a la prensa. El Presidente habló personalmente con el gobernador del Estado de México, allí se acordó que la federación tomaría el control de la policía preventiva. Que nadie se pare el cuello o se atribuya victorias que sólo existen en su imaginación. Eruviel no se va… al menos por el momento.
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No le quedan muchas opciones al gobernador, que hacer los cambios en su mediocre equipo de colaboradores, particularmente en las áreas de Comunicación e Imagen, o de plano empieza a guardar su tiliches. El manejo de crisis en el gobierno estatal es patético. Por su ignorancia e impericia, una tos se les vuelve pulmonía. Raúl Vargas y Carlos Aguilar le arruinan todos los días la existencia.
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Caro, carísimo, salió el chistecito de “atípico” y “temporal”. Un auténtico dislate que colocó a Eruviel en centro de la crítica que no lo baja de irresponsable, mentiroso, insensible. Todos, absolutamente todos, lo tienen como el negro preferido de los azotes. Televisa ha sido particularmente cruel. Nadie, ni la prensa cortesana que recibe carretadas de dinero público, habla bien hoy del gobernador del Estado de México. Tal vez Eruviel está en espera a que desde el DF le pongan gente capaz en las áreas de Comunicación Social e Imagen Institucional.
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Si Eruviel cae, con él se desmorona el proyecto político de los grupos del Valle de México. Tuvieron que pasar 65 años para que un nacido allá volviera a ocupar la gubernatura, el último fue Gustavo Baz en el 1957. Parece que no lo entienden. Si Eruviel cae, todos los que vinieron con él caen.
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Y mientras Eruviel se eclipsa, Ernesto Nemer resplandece. Al subsecretario de Desarrollo Social, que se le da en todos los comentarios como seguro relevo en caso de un cambio en la gubernatura, se le ve rebosante de felicidad. La política le está dando una segunda oportunidad, la primera la perdió y no quiere que eso vuelva a suceder. Veremos si lo logra.