Se Dice Que…

Si Eruviel se comprara un Chihuahua, con la suerte que trae seguro le crece del tamaño de un Gran Danés. Cuando no es una es otra, pero no ve la suya. Puso en marcha el programa de vigilancia en el transporte público, y al siguiente día matan a un pasajero durante un asalto. Ahora, justo […]

Si Eruviel se comprara un Chihuahua, con la suerte que trae seguro le crece del tamaño de un Gran Danés. Cuando no es una es otra, pero no ve la suya. Puso en marcha el programa de vigilancia en el transporte público, y al siguiente día matan a un pasajero durante un asalto. Ahora, justo cuando empieza a hacer lo correcto en materia de seguridad pública, le balean a un diputado federal del PRD, justo del partido que le acaba de dar el espaldarazo para que no lo quitaran del cargo. Bueno, como estarán las cosas, que los muy mal pensados piensan que alguna fuerza oscura está operando para arruinarle la existencia. ¿Será?

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Y es que ya son muchas las casualidades. Quien no recuerda que cuando se fue al Vaticano a ver al Papa, una pipa le explota justo allí en Xalostoc, una horrible tragedia que lo obligó a regresar de inmediato de Europa. Por cierto, fue mas o menos por estas fechas.

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Nadie se salva de la demencial violencia. No es nuevo, ni es descargo de Eruviel, pero las cosas están así en el estado desde que Peña era gobernador. En los últimos días de sus administración, allá por agosto del 2011, el alcalde priísta de Zacualpan, Eduviges Nava, era secuestrado. Días después fue encontrado su cuerpo, había sido brutalmente asesinado a golpes. Antes, otro alcalde, muy cercano al afecto del propio Peña, Salvador Vergara, había sido ejecutado en Ixtapan de la Sal. A Eruviel ya le mataron a quien fue su diputada suplente, a uno de sus mas cercanos colaboradores en el área administrativa en el ayuntamiento de Ecatepec, y a uno de los guardaespaldas de su secretario particular. La descomposición es aterradora.

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En el Estado de México lo mismo se extorsiona a curas, que se secuestra a empresarios o a sus familias, se viola a niñas, se mata por mil pesos, asaltan a estudiantes para quitarles hasta los tenis… es la decadencia. Los depredadores sociales se han apoderados de las calles. No pasó esto en un día, ni en un par de años, es el producto de los últimos 15 años, al menos, de malos gobiernos.