Se Dice Que…

La última vez que Toluca alzó la copa fue en el 2010. Su décimo campeonato, época de gloria. Enrique Peña era gobernador del estado, un par de años después se convertiría en presidente de la república. Domingo triste para la afición choricera, para Eruviel, que no logra igualar en nada a su antecesor. Puras frustraciones. […]

La última vez que Toluca alzó la copa fue en el 2010. Su décimo campeonato, época de gloria. Enrique Peña era gobernador del estado, un par de años después se convertiría en presidente de la república. Domingo triste para la afición choricera, para Eruviel, que no logra igualar en nada a su antecesor. Puras frustraciones.

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En el 2017 el Club Deportivo Toluca, cumplirá 100 años de su fundación. Un siglo del equipo de futbol, que se ha convertido a fuerza de costumbre en uno de los pocos símbolos de identidad que tienen los mexiquenses, por lo menos lo del centro. Tres años antes, parece tiempo suficiente para empezar a preparar la celebración, una fiesta digna para el primer siglo de  los “Diablos”. Tiempo suficiente para construir el prometido nuevo estadio que merece la ciudad, el equipo y la afición. La vieja “Bombonera” debería cerrar.

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Galerías Toluca, el complejo que de golpe y porrazo modificó la vocación del corredor industrial Tollocan por comercial, va retrasado pero avanza. La obra arquitectónica es impresionante, será la mas relevante de la capital del estado. Poco a poco toma forma lo que la gente ha llegado a identificar como “el nido”. Galerías es un gran proyecto de inversión que producirá grandes utilidades a sus socios, la mayoría de la comunidad judía. Por supuesto que generará empleo, al menos mil plazas directas, desafortunadamente la mayoría serán de menos de 10 mil pesos mensuales.

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Los ricos, ricos, se están mudando de Metepec a Lerma. Sus fraccionamientos de lujo son los mejor cotizados, centenas, quizá miles de dólares por metro cuadrado. Los Encinos, San Martín y Jajalpa, son el nuevo escaparate de los hombres locales del poder y el dinero. “Los Hamptons” vernáculos.

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El nuevo argumento que ahora se repite en el barullo político para explicar por qué Eruviel tendría que irse, es de estricto carácter electorero. Según la lógica de los priístas, con Eruviel al frente está en riesgo la posibilidad de triunfo en 2015. Según su análisis, es un gobernador que les resta, les quita votos. Si queremos que el PRI se salve, alertan, Eruviel tiene que irse.