Se Dice Que…

En términos prácticos, la salida de Raúl Domínguez Rex de la presidencia estatal del PRI, es irrelevante. Raúl no fue más que un presidente zombi, sin voluntad propia, nunca lo dejaron hacer nada más allá de lo que se le ordenaba desde la cúspide del poder. Más allá de las malquerencias que muchos le demostraron […]

En términos prácticos, la salida de Raúl Domínguez Rex de la presidencia estatal del PRI, es irrelevante. Raúl no fue más que un presidente zombi, sin voluntad propia, nunca lo dejaron hacer nada más allá de lo que se le ordenaba desde la cúspide del poder. Más allá de las malquerencias que muchos le demostraron o los resquemores de aquellos a quien no compartió de las mieles, Domínguez es el representante de la nueva generación de uno de los grupos de intereses antiguos, tradicionales e influyentes del priísmo. Se equivocan quienes lo ven con menosprecio. No tardará el joven Rex en recibir la recompensa a su labor de sacrificio.

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Definitivamente Domínguez no era el operador político y electoral que Eruviel necesita para 2015. Para lograr el reto de que el PRI gane en el Estado de México la mayor cantidad de diputados federales, locales y alcaldes, Eruviel está echando de la Fuerza Mexiquense, aquella estructura armada por sugerencia de Carlos Salinas en tiempo de Montiel y que tenía como objetivo regresar al PRI al Los Pinos. Allí están Pastor, Osornio, Manzur y, pronto, Iriarte con muchos otros más de menos nombre, pero verdaderos especialistas en eso de hacer magia en la votaciones.

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La gobernabilidad del país está en juego en las elecciones intermedias del 2015. El presidente Peña necesita que su partido mantenga la mayoría en el Congreso, de lo contrario sería el naufragio de gobierno. En ese entendido el Estado de México resulta estratégico por la cantidad de legisladores que le podría aportar, hasta 75, más del 10 por ciento del total de votos en la Cámara Baja. Si se pierden ayuntamientos, así sean de los municipios mas grandes e importantes, o hasta la mayoría en la legislatura local, no importaría como perder en los distritos electorales federales.

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Todo hace suponer que efectivamente será Carlos Iriarte el nuevo dirigente del PRI. Es la nueva generación de priístas, como Peña formados en el montielismo, experto en temas electorales, político que a muy pocos cae mal, Golden Boy original.

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La verdadera estructura del PRI, la maquinaria con la que gana elecciones, no está en oficina alguna del tricolor sino en la secretaría de Educación. Por eso a los hombres de poder preocupa que Raymundo Martínez insista en mantener el control. Es tan celoso, que al propio nuevo secretario General de Gobierno, le da información a cuenta gotas. No hay duda, el peor enemigo del PRI… siempre es un priísta.