Fernando Vilchis, el reelecto alcalde de Ecatepec, por cierto, con la mayor bolsa de votos por municipio, -273 mil más o menos-, como muchos, acaricia también el sueño de ser candidato de Morena a gobernador en 2023. Tiene con qué y debe considerársele entre los posibles. Su capital político es apreciable, tanto que, si no le alcanza para ser él, podría contribuir a inclinar la balanza con quien pacte. Falta mucho que ver de aquí a las elecciones, nada está decidido todavía.
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Higinio Martínez mantiene paso apretado en su marcha por ganar notoriedad pública, al menos espacios en los medios. En su construcción como aspirante a gobernador está construyendo un personaje que empate en los gustos de los potenciales electores. Radicaliza su discurso contra el PRI del que ha sido aliado y colaborador por décadas. Guardián del statu quo, ahora es progre. El senador tiene legítimo derecho a aspirar a la gubernatura, pero no a mentirle a los votantes, a presentarse como alguien que nunca ha sido. Que le conozcan tal y como es.
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Por supuesto que el expresidente Peña cometió muchos errores y en estricta justicia debe pagar por ellos. Pero es verdad también que aquellos que más jugo le sacaron a su forma disipada de ejercer el poder, quienes verdaderamente se beneficiaron, le dejaron solo al final, le traicionaron y, ahora, son los que azuzan a la turba social al linchamiento. Son el ladrón que grita ¡atrapen al ladrón! Para distraer y huir. Son miserables.
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Movimiento Ciudadano, que controla el senador Juan Zepeda, y Partido Verde, del joven Pepe Couttolenc, que entre ambos representan más de medio millón de votos, son ahora como asediadas quinceañeras en fiesta de pueblo. Ambos partidos -minis les decían antes- serán indudablemente protagonistas en 2023. Ambos traen proyecto y mucho dinero de sus financiadores. No hay que perderlos de vista.
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En el Valle de Toluca, como en el Valle de México, la distribución de gas doméstico está en manos de 8 familias que operan casi como cartel. El Estado de México es el mayor mercado de consumo del país, su negocio le representa ingresos por miles de millones de pesos al año. Eso explica los métodos de control tipo mafioso, a sangre y fuego. Lamentable que las autoridades sean tan permisivas, por no decir cómplices.