Se Dice Que…

Como pequeño Fausto, uno de los hombres del gabinete de turbulenta trayectoria, ha prácticamente vendido su alma al diablo con tal de mantenerse vigente. En secreto, cuenta a quien quiere escucharlo, que trabaja en el plan de sus nuevos dueños para entrar con una posición de fuerza al juego de la sucesión, primero en el […]

Como pequeño Fausto, uno de los hombres del gabinete de turbulenta trayectoria, ha prácticamente vendido su alma al diablo con tal de mantenerse vigente. En secreto, cuenta a quien quiere escucharlo, que trabaja en el plan de sus nuevos dueños para entrar con una posición de fuerza al juego de la sucesión, primero en el estado, después en la nación. Obvio, ni Peña ni Eruviel, saben. ¿Quién es?

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El PRI Estado de México son muchos pri´s. Tantos como la cantidad y la cantidad de intereses en juego. No hay uno sólo. Siempre ha sido así, pero hoy es más notorio con al menos dos bandos polarizados y confrontados que quieren lo mismo, el control de la entidad. No se ve hoy cómo podrán conciliar, son dos escopetas para un pato. La única salvación posible, aparentemente, sería un autoritario golpe de mano del único hombre que está sobre ellos, el Presidente de la República.

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Eso de que los futuros candidatos del PRI serán los mejores hombres y mujeres, los más populares, los más honestos y los más capaces, es puro cuento, es el discurso para la tribuna. En la realidad, serán candidatos aquellos que tengan más dinero, las estructuras electorales más grandes a su servicio y, por supuesto, los mejores padrinos políticos. No se está pensando en candidatos que puedan convertirse en eficientes gobernantes o representantes populares, sino en ganadores garantizados de elecciones. Será a la escuela Calderón “…haiga sido como haiga sido”

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Si se considera los altísimos niveles de abstención, la bajísima calidad de los gobiernos que produce este sistema, lo oneroso de la elecciones y el altísimo nivel de desconfianza e insatisfacción de los ciudadanos en los procesos electorales, podría decirse con argumento que sí, el IEEM fracasó. María Luisa Farrera, Bernardo García Cisneros, José Juan Gómez Urbina, José María Sáenz, entre muchos otros, son parte del catálogo de sus enterradores.