Se dice que

Se dice que
Parece que el ascenso de Carlos Iriarte a secretario de Acción Electoral del Comité Ejecutivo Nacional del PRI provocó indigestión política en algunos de sus reconocidos malquerientes

Vaya dilema en el que ha colocado la iniciativa de reforma eléctrica al gobernador Alfredo del Mazo. Deberá gestionar que los diputados federales mexiquenses del PRI voten a favor para ratificar su alianza con el presidente López Obrador o pronunciarse en contra para mantenerse firme con los acuerdos entre PAN y PRD. Sobre el legado glorioso de López Mateos y el interés público, mejor ni hablar.

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Parece que el ascenso de Carlos Iriarte a secretario de Acción Electoral del Comité Ejecutivo Nacional del PRI provocó indigestión política en algunos de sus reconocidos malquerientes, tanto, que se atreven a activar la maquinaria de propaganda y relaciones públicas para enderezar en su contra una embestida mediática canalla llena de adjetivos y descalificaciones. En su lógica, cualquiera que brille los opaca. Para que a ellos les vaya bien, al resto debe irle mal. Están acomplejados.

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La semana anterior el exgobernador Emilio Chuayffet, uno de los pilares del régimen interno local, cumplió 70 años. Fiel a su estilo personal lo celebró de manera privada, solo recibió en su domicilio de San Carlos a sus muy cercanos. Aunque no se le vea sigue ejerciendo influencia en el grupo político del Estado de México. Sigue siendo un hombre de luces intelectuales, de esos que tanta falta le hacen hoy al priismo mexiquense. En hora buena.

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Cuando se revisa con calma el discurso del panismo local, específicamente el de Jorge Inzunza antes de irse de la dirigencia y el de Anuar Azar ahora que toma las riendas, no hay duda de que para el PAN es un hecho que llegarán al 2023 a competir sin el PRI, mejor dicho, contra el PRI. “Va por el Estado de México” está prácticamente muerto como coalición electoral.

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Hay un grupo compacto, que tiene cercado al gobernador Alfredo del Mazo, que ha tomado control de las decisiones políticas y administrativas que solo corresponden al mandatario. Tienen tanto poder de influencia que han sometido o eliminado a todo aquel que no se les rinde. Sus integrantes son tan soberbios, tecnócratas o políticos de bajo perfil la mayoría, que creen tener en sus manos los hilos de la sucesión. Olvidan, o no entienden, que los carniceros de hoy son las reses de mañana. Al tiempo.