El próximo mes, Alejandro Gómez Sánchez cumplirá su quinto año como fiscal General de Justicia del Estado de México. Solo le quedarán 2 más, apenas 24 meses para intentar mejorar el balance de su gestión, que a nadie ha dejado satisfecho hasta hoy. En la percepción popular, la procuración de justicia sigue siendo la misma de siempre: ineficiente, ineficaz, inaccesible y corrupta. Había que preguntarse ¿por qué?
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Corresponderá a este gobernador y a los diputados de la actual legislatura local nombrar al próximo Fiscal de Justicia del Estado que ejercerá de 2023 a 2030. Podría ser que, en un acto de prudencia, pero también de cortesía política, se consulte al siguiente gobernador que será electo en junio del 2023. Es un asunto, además de delicado, fascinante. Pondrán el cambio en la mesa de negociación política, sin duda.
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Desde hace meses en la conversación universitaria está presente el barullo de los ajustes en el equipo que acompaña al rector Carlos Barrera, quien por cierto muy en su estilo mantiene la discreción. Hay algo de lógica en la especie que circula, quizá motivada mas por intereses políticos, que por necesidad técnica o impulso académico. Los cambios de los que hablan estarían motivados, argumentan, en la natural toma de distancia con el antecesor.
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La desfachatez de los ediles que se van es francamente monumental. A pesar de que no hay dinero ni para pagar los salarios de los trabajadores, alcaldes, síndicos, regidores y funcionarios se frotan las manos para recibir antes de que termine diciembre su bono de marcha. Sí, los mentecatos, a pesar de la desgracia de gobierno que encabezaron, todavía quieren cobrar finiquito. Lo peor de todo, es que hay jurisprudencia que los justifica. Es el mundo al revés.
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Miércoles de Conversatorio AD, no lo olviden. En punto de la 6 de la tarde, en vivo y con participación abierta, el alcalde electo de Tlalnepantla, el aliancista Tony Rodríguez. Una gran oportunidad para construir diálogo social con absoluta libertad. Allí nos vemos.