Se dice que

Se dice que
Cerró 2021 con casi medio millón de parados. Personas, muchas con título universitario y jóvenes, no encuentra empleo

Quién lo diría, pero las mejores notas del delmacismo son económicas. A pesar de que le tocaron escenarios muy complejos derivados de la pandemia, el Estado de México pudo sostenerse en 2021 como la segunda fuerza económica nacional, solo detrás de la CDMX, pero arriba de Nuevo León y Jalisco. Desde 2018 el PIB estatal registraba tendencia a la baja con una contracción anual promedio de 1.8 puntos. No hay datos definitivos, pero es posible que la cifras totales vuelvan a acercarse a los dos billones de pesos, como en los mejores tiempos.

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El problema más grande y doloroso sigue siendo la injusticia, en todos los sentidos. Una de sus expresiones más penosas es la abismal distancia entre los que menos y los que más tienen. La inequidad en la distribución de la riqueza. Unos cuantos los tienen todo, sin mucho esfuerzo, y la mayoría padece carencias. La cantidad de personas que no tienen lo suficiente ni para alimentarse bien es una vergüenza. De muy poco sirve que el estado genere tanta riqueza si no se reparte de mejor forma.

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Este dato es revelador. La población económicamente activa del Estado de México se calcula en 7 millones 256 mil personas, pero según estimaciones de la Comisión Nacional Bancaria, casi 9 millones de mexiquenses tienen contratado algún tipo de crédito con instituciones financieras y mas de la mitad han caído en cartera vencida. En otras palabras, la gente tiene que vivir de fiado porque sus ingresos nos le alcanzan. Triste, muy triste.

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Cerró 2021 con casi medio millón de parados. Personas, muchas con título universitario y jóvenes, no encuentra empleo, porque no hay o porque los que se ofertan son con salarios muy precarios y sin prestaciones. Las empresas quieren, injustamente, mano de obra cada vez más barata. Las autoridades se han resistido a regular de mejor manera para controlar el problema. El servicio público también se ha degradado en empleo mediocre. Ese sí es un problema.

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Y mientras todo esto pasa, una bola de políticos mediocres, ignorantes hasta el tuétano, piensa que la gente está embobada como ellos en la sucesión en la gubernatura o en las grillas o politiquería de los partidos. Están perdidos. Nada bueno le depara al Estado de México. De esa bola saldrá el próximo gobernador, secretarios y directores. ¡Pff!