¿Hay que dar por descartado a Elías Rescala? No, a ninguno de los aspirantes priistas. En política nada es… ¡hasta que es! Y como del plato a la boca se cae la sopa, no debería cometerse el error de empezar a eliminar prematuramente contendientes. Todavía falta mucho tiempo para la selección de la candidata o el candidato priísta y, en este juego, todo cambia según la circunstancia.
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El avance político de Alejandra del Moral en este sexenio no podría entenderse sin la ayuda, el impulso, de Elías Rescala. Aunque se diga misa, sigue siendo uno de los operadores de mayor confianza del gobernador y, por lo visto, fue él quien le dio la instrucción de contribuir en el crecimiento de la nueva responsable de la «Tarjeta Rosa”.
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No hay que hacer cosas buenas que parezcan malas o viceversa. Resulta francamente difícil de entender el contrato que el gobierno estatal entregó a la empresa “Escarpio S. A. de C. V.”, representada por Ernesto Báez Ugalde, por 16.5 millones de pesos –a razón de 750 mil pesos mensuales– para el mantenimiento del nuevo Parque de la Ciencia en Toluca de 24 mil metros cuadrados incluidos 7 mil metros de jardinería. Suena desproporcionado pagar tanto porque rieguen, corten el pasto, barran y saquen la basura. Todavía es peor cuando se sabe que a los trabajadores que hacen el trabajo solo les pagan en promedio 200 pesos el día. Alguien hizo tremendo negocio. Debería investigarse y aclararse.
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El pasivo laboral en Toluca es una locura, más de 5 mil millones de pesos acumulados a lo largo de los años en demandas. El problema viene de lejos, se hizo notorio en el 2000 con Armando Garduño, no se resolvió y creció con Juan Carlos Núñez, Armando Enriquez, Juan Rodolfo en su primer periodo, María Elena Barrera, Martha Hilda, Fernando Zamora y se convirtió en locura en el segundo fallido ayuntamiento de Juan Rodolfo. “Aviadores” en todas esas administraciones hubo, en unas más que otras, era el deleznable mecanismo para financiar las estructuras de operación política, lo hicieron priístas, panistas y morenistas.
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Efrén Rojas es un hombre de pensamiento bien estructurado. Su sólida formación académica le coloca en una categoría alta entre los personajes de la clase política. Lo que nunca le ha ayudado es su carácter. Mecha corta. Parece que con el paso de los años y la acumulación de experiencia han podido domar su temperamento, actuar com más templanza. Desde hace tiempo en los círculos universitarios se habla sobre su ascendencia sobre el grupo que dirige hoy a la UAEMex. Algunos lo ubican, groseramente, casi en calidad de factótum potro. Esas voces son las que alertan sobre la estrategia para intentar sentar en la rectoría a un hombre o mujer afín a Morena. Hasta ahora no es más que barullo, pero con eso alimentan tertulias y reuniones grillas. Veremos qué dice el tiempo.