Se dice que…

Por lo menos desde 2013 las autoridades ya sabían que por las obras del tren tendría que cerrarse el cruce de Pino Suárez y Las Torres. Tuvieron 2 años para prepararse y no lo hicieron. Como típicos mexicanos irresponsables se esperaron hasta el final y de ultima hora mandaron unos cuantos polis y unos conos naranjas para organizar el mas grande desmadre que ha tenido la ciudad por lo menos en los últimos 20 años. Y uno se pregunta ¿esto es lo mejor que pueden ofrecernos? No, pues por eso estamos como estamos. * El mea culpa ante los diputados
octubre 14, 2015

Por lo menos desde 2013 las autoridades ya sabían que por las obras del tren tendría que cerrarse el cruce de Pino Suárez y Las Torres. Tuvieron 2 años para prepararse y no lo hicieron. Como típicos mexicanos irresponsables se esperaron hasta el final y de ultima hora mandaron unos cuantos polis y unos conos naranjas para organizar el mas grande desmadre que ha tenido la ciudad por lo menos en los últimos 20 años. Y uno se pregunta ¿esto es lo mejor que pueden ofrecernos? No, pues por eso estamos como estamos.

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El mea culpa ante los diputados locales de Alejandro Gómez sobre los “errores” que cometió la Procuraduría de Justicia a su cargo en la integración de la averiguación previa original sobre la matanza de Tlatlaya, de poco o nada sirven sino pasan del acto político-mediático a lo jurídico. La única posibilidad de reivindicación es a través de la ley para llegar a la justicia, no con sonrojadas disculpas. Si hubo fallas, deliberadas o no, deben sancionarse y no pretender que el acto de la aceptación de la falta es suficiente.

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De poco o nula utilidad para el ciudadano resultan las comparecencias de los secretarios del gabinete ante el Poder Legislativo en su actual formato. Si se hiciera una encuesta abierta entre ciudadanos para conocer su opinión sobre ese presunto acto de rendición de cuentas, dirá seguramente que no sabía nada. Esas comparecencias parecen mas una pasarela de egos, acto de lucimiento de personal, que el obligado acto de informar a cabalidad al pueblo el estado que guarda la administración pública. En pocas palabras, no sirve para nada.

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Pero si alguien ha sacado notas altas con el desfile de secretarios en la Legislatura, no fueron precisamente los invitados, sino uno de los anfitriones, Cruz Juvenal Roa en su calidad de Presidente de la Junta de Coordinación Política, que les ha dado un trato políticamente muy amable y hasta cómodo. Los secretarios recibieron cuestionamientos severos, como debía ser, pero con respeto y cordialidad. Fue un ambiente absolutamente controlado. Roa se esta revelando como un operador políticos de finas formas y eficaz que los mismo teje acuerdos con la oposición que con las fuerzas de su partido. Vaya, vaya, quien lo iba a decir.

 

          

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