Aquellos que han confundido la bonhomía de la maestra Delfina con debilidad, recibirán una bofetada de realidad muy pronto. La gobernadora está en plenitud y en pleno ejercicio del poder y no va a titubear en la toma de decisiones. Pasaron las elecciones, ya hay presidenta, ahora sí a gobernar con firmeza para la real transformación del Estado de México. Lo de “gobernadora blandengue”, es una elucubración e infamia de aquellos que intentan o intentaron influir sus decisiones o disputarle el poder.
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Desde ninguna perspectiva podría celebrarse la salida o caída de Andrés Andrade. Los resultados de la secretaría a su cargo son buenos, lo que falló fue quizá su comportamiento, sobre todo político. Andrés quiso rivalizar con un oponente más fuerte y avezado y, como era predecible, perdió. El pez grande siempre se come al chico.
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A la secretaria de Finanzas, Paulina Moreno, no se le ve nada contenta. Su visión tecnocrática la hace chocar constantemente contra las posturas de sus compañeros de formación política. La rispidez en el trato roza los límites del conflicto. Paulina es ubicada hoy en la lista de los candidatos a abandonar pronto el gabinete. Ciertamente, todo discurre al mundillo de las intrigas y las especulaciones, pero así están las cosas.
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La figura más votada de la izquierda en el Estado de México, sin considerar a la presidenta electa Claudia Sheinbaum, fue el senador Higinio Martínez. Ningún otro morenista local había logrado tal cúmulo de sufragios, ni la propia gobernadora Delfina Gómez. Higinio alcanzó la histórica cifra de 4 millones 528 mil, 400 mil menos que la doctora Sheinbaum. Lo único sujeto a discusión es determinar cuantos fueron por mérito propio y cuantos por efecto del tsunami guinda.
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Derrotada la oposición y desfondados PRI, PAN, PRD y NA, la disputa por el poder en 2029 en el Estado de México será Morena vs Morena. Sí, fratricida. Históricamente, la izquierda suele ser antropófaga y la gubernatura ha despertado apetitos.
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