Naucalpan, Méx.- La aparición de supuestos “vigilantes” en transportes públicos en el Estado de México, genera hipótesis sobre quiénes son estos personajes. ¿Héroes anónimos? ¿Escuadrones de la muerte?
De acuerdo con información de SDP, dos militares heridos durante un asalto a una camioneta de transporte público en Naucalpan se encuentran hospitalizados en un nosocomio castrense y, derivado de sus declaraciones, se sospecha que estuvieron involucrados en el tiroteo que dejó 3 muertos el pasado 13 de noviembre en el Periférico.
Los mandos se encuentran en el Hospital Militar de la Ciudad de México y el incidente al que hacen referencia los elementos hospitalizados podría ser el mismo que dejó una pasajera y dos presuntos asaltantes muertos, debido a que la zona es de uso diario de militares por su cercanía con el Campo Militar 1.
Las primeras diligencias sobre el tiroteo ocurrido dentro de la camioneta daban cuenta de que, según testigos, el hombre que disparó contra los delincuentes, y que, por error, terminó impactando a una usuaria embarazada, no estaba acompañado.
La Encuesta de Seguridad Pública Urbana del Inegi, cuyos resultados fueron divulgados en octubre, reveló que en Ecatepec se registra la más alta percepción de inseguridad, pues 95.3% de las personas entrevistadas se dijeron temerosas de la delincuencia. Le siguen el oriente del Distrito Federal con 94.2% y Acapulco con 93.3%.
La muestra se realizó en 50 ciudades de la República Mexicana y si bien hay lugares como Mérida, donde el porcentaje baja a 32.2, o Tepic y Campeche con 35.7, nacionalmente son siete personas de cada diez las que sienten amenazada su seguridad: en los cajeros automáticos ubicados en la vía pública la cifra llega a 79.6; 71.7 en el transporte público, 65.9 en los bancos y 62.5 en las calles.
Desde hace varios meses se sabe de asaltos en la carretera libre México-Toluca. El modus operandi es conocido: los delincuentes dejan sobre el pavimento suficientes piedras para obligar a los vehículos a bajar la velocidad e incluso a detenerse, momento en el que son asaltados. También es frecuente que los ladrones aborden autobuses en Toluca o en plena carretera y en cierto momento saquen las armas y despojen a todos los pasajeros de sus objetos de valor.
De acuerdo con informes de Gobernación y de la Comisión Nacional de Seguridad, de enero de 2013 a julio de 2016 se cometieron 503 atracos en autobuses que circulan por las autopistas del país, de los cuales 186 se cometieron en las carreteras que atraviesan el Estado de México, que como bien se sabe, es una entidad sin ley donde se produce el más alto número de feminicidios, secuestros y otros delitos.
La indolencia o ineptitud de las corporaciones policíacas ha obligado a no pocos ciudadanos a tomar la justicia en sus manos, lo que en modo alguno es justificable, pero se entiende como el resultado de una notoria ausencia del Estado, que en teoría es el encargado de garantizar la integridad física de las personas y de proteger los bienes de propiedad privada y pública.
A principios de noviembre, cuatro ladrones despojaron a 40 pasajeros de un autobús en la carretera México-Toluca. Cuando pretendían retirarse, en el kilómetro 38, un individuo los ultimó con una pistola de las que usan algunas corporaciones policíacas (Glock calibre 9 mm). Entregó a los pasajeros unos morrales con los objetos que les habían robado y antes de abandonar el camión pidió que lo protegieran (“Nada más me hacen el paro”). Se dice que nadie quiso informar de lo sucedido y dar informes de ese personaje anónimo a quien llaman “El Justiciero” o “El Vengador”.
El caso, como de película de Charles Bronson, no es único. Días después, en Periférico Norte, en Naucalpan, dos asaltantes amagaron a los pasajeros de un colectivo para que entregaran sus pertenencias, pero un usuario sacó su pistola, también de 9 mm, y les disparó, matando a uno de ellos, hiriendo a otro y a una pasajera.
En lo que va del año, sólo en el Estado de México, son siete los hechos en que los asaltantes son tratados a balazos. ¿Será el procedimiento policíaco al uso ante la ineficacia de los métodos legales? Es difícil saberlo. Lo notorio es que el gobierno estatal no garantiza la seguridad de sus gobernados.
Cuando las cosas llegan al extremo, hacen su aparición las fuerzas armadas, pero después de unos días se van y de nuevo imponen su ley los delincuentes. Nada ni nadie garantiza la seguridad ciudadana, y eso seguirá empujando a la búsqueda de justicia por propia mano, aunque por los métodos que se siguen, bien podrían tratarse de “escuadrones de la muerte” que buscan imponer un orden a su modo.
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