Terror en Ecatepec: la construcción de un feminicida

  Juan Carlos "N" y la manipulación mediática   Como se señala en el artículo “El arrepentimiento, la confesión y los premios como prácticas jurídicas en el Derecho Penal” de Yeison Manco López, “La confesión se transforma en toda una técnica perfeccionada que se trasplanta de las prácticas religiosas para lograr la salvación a las […]

 

Juan Carlos "N" y la manipulación mediática

 

Como se señala en el artículo “El arrepentimiento, la confesión y los premios como prácticas jurídicas en el Derecho Penal” de Yeison Manco López, “La confesión se transforma en toda una técnica perfeccionada que se trasplanta de las prácticas religiosas para lograr la salvación a las prácticas jurídicas del proceso y del sistema penal”.

Ello podría justificar, entonces, la práctica recurrente de los detenidos por la Procuraduría General de Justicia del Estado de México cuando, a través de videos, presentan sus confesiones de diversos delitos: está la confesión, sin embargo, no es posible ver el arrepentimiento. 

El detenido responde rápidamente a los cuestionamientos de una voz (en off), autoritaria la mayoría de las veces; las respuestas parecen un discurso ensayado y mecánico. El ritmo se mantiene, no hay tiempo para pensar mucho; las preguntas vienen una tras otra y casi se atropellan con la respuesta y la siguiente pregunta. 

Así, los feminicidas, los ladrones, los integrantes de bandas, los traficantes –como si se tratara del mismo nivel de delitos– enumeran las acciones que los llevaron a estar, en dicho momento, frente a una cámara: son precisos y concretos, describen la ropa de las mujeres asesinadas, la manera en que las someten, las violan, las marcas de los celulares, las cantidades exactas que piden los secuestradores, lo que roban, en el precio que venden la droga. 

Aunque desde el 2006, la entonces Procuraduría de Justicia del Estado de México dejó de publicar estos videos en su canal de Youtube; la situación sale a colación por el video filtrado de la presunta pareja de feminicidas en Ecatepec, lo que también pone en duda la naturaleza de la filtración del video, así como la eficacia de los procedimientos de la Fiscalía. 

 

Es un hecho que en el Estado de México, incluido Ecatepec, sitio de detención de este feminicida, las cifras de mujeres asesinadas es alarmante; la entidad se ha colocado por encima de Ciudad Juárez en la incidencia de este delito y, también es un hecho que no es Juan Carlos “N”, quien los ha cometido todos.

En “Las diez estrategias de la manipulación mediática”, publicado en la revista Archipiélago de la UNAM, Noam Chomsky señala que “el elemento primordial del control social es la estrategia de la distracción, que consiste en desviar la atención del público de los problemas importantes y de los cambios decididos por las elites políticas y económicas, mediante la técnica del diluvio o inundación de continuas distracciones y de informaciones insignificantes”.

Los feminicidios en el Estado de México han provocado, además de miedo, diversas movilizaciones porque competen a toda la sociedad y aunque un problema de esa envergadura debería tener una respuesta social mayor, desafortunadamente, no es así.

En un artículo publicado por CIMAC, Anayeli García Martínez se refiere a la reciente comparecencia del Fiscal del Estado de México Alejandro Gómez Sánchez, quien dijo “no hay antecedentes de esa violencia” en la entidad; el escrito señala que las cifras demuestran lo contrario: “el año pasado, 462 mujeres fueron asesinadas en territorio mexiquense. Según estos datos, en Ecatepec fueron 65; en Nezahualcóyotl 30, en Chimalhuacán 23 y en Tlalnepantla, Tultitlán y Cuautitlán Izcalli 20”. 

Tras esta información, quizá valga la pena reflexionar en las palabras de Chomsky en torno al control social y a la inundación de continuas distracciones; aunque también vale la pena hacerlo en torno a los 1,420 homicidios dolosos cometidos en el Estado de México de 2014 a 2017 −de los cuales sólo 17% son considerados feminicidios− y en torno a la impunidad con que estos casos se han presentado, mantenido y crecido. 

La confesión filtrada de Juan Carlos “N” se traslada a la salvación y, para algunos, a la justificación del hecho; la opinión pública se divide y genera reacciones distintas, mientra tanto, las condiciones que generan el crimen y la soluciones que la Fiscalía presenta para resolver este problema se equiparan con los testimonios de los videos: son mecánicos y ensayados, pero no salvan de ningún modo a las víctimas, algunas ya están muertas y otras morirán irremediablemente.

 

El caso en redes sociales

La filtración generó un álgido debate en redes sociales sobre la manera en que los medios trataban la noticia, algunos calificaban el planteamiento del tema como un recurso para satisfacer el morbo colectivo, otros reprocharon que se culpara a un solo individuo por los problemas estructurales del estado y tampoco faltaron los que consideraron esta noticia como una “cortina de humo mediática”.

 

 

Un monstruo llamado Ecatepec

Ecatepec es el municipio más poblado del Estado de México con más de 1 millón 500 mil habitantes (Inegi, 2010), y también es el municipio con más pobres en todo el país con 786 mil pobres en sus calles, 100 mil de los cuales viven en pobreza extrema (Coneval, 2018). Es un municipio urbano donde los niveles socioeconómicos son los más bajos del país y la combinación de la pobreza con la forma de vida urbana representa un foco de inseguridad que se ha convertido en el mayor problema del Estado de México.

Con una realidad social tan alarmante, Ecatepec es ya un referente a nivel nacional  de los problemas estructurales que aquejan al país, como lo son la pobreza; las paupérrimas condiciones de vida; la ineficacia de las autoridades y el machismo… en México mueren asesinadas 7 mujeres por día. 

 

 

 

Síntomas de una enfermedad

Juan Carlos “N” y Patricia “N”, los cómplices de al menos 20 feminicidios en Ecatepec se muestran como el síntoma de una enfermedad que no tiene forma de un individuo, sino de un problema estructural que propicia las condiciones para que los crímenes se propaguen en un clima de desentendimiento e impunidad, con una normalización arraigada de la violencia y sistematización de la misma en contra de las mujeres.

En su comparecencia ante los legisladores locales, la secretaria de Seguridad Maribel Cervantes afirmó que el 60% de los crímenes cometidos en el estado ocurren en Ecatepec, calificando al municipio como el gran reto de seguridad en la entidad. En Ecatepec se concentra el 13% de feminicidios a nivel estatal. Cabe mencionar que en el Estado de México sólo el 17% de los homicidios contra mujeres son catalogados como feminicidios según el Observatorio Nacional de Feminicidios.

 


México y sus feminicidios en la lente mundial

En la fotografía se observan niñas de tres, cuatro, cinco, seis años, mujeres jóvenes, mujeres adultas. Se concentran alrededor de un altar improvisado en medio de una avenida en Ecatepec. Es una imagen publicada en la BBC Mundo, cuyo pie de foto dice: “Mujeres y niñas rezan en el memorial improvisado. `Podría haber sido yo, o cualquiera, dice una de ellas´”.

La noticia de la detención de los feminicidas de Ecatepec figura en las páginas de los medios internacionales; el mundo describe el caso como terrible. En Francia, Les Voix du Monde publicó: “En México, una noticia trágica nos recuerda que el feminicidio vive en este país, que fue afectado durante varios años por una imparable ola de violencia contra mujeres y niñas […] incluso está aumentando. Se estima que 230 mujeres son asesinadas cada mes en México. Esto representa, como mínimo, siete feminicidios al día”.

Cuenta la anécdota que lo dijo André Breton: “México es el país más surrealista del mundo”; la nota de la BBC Mundo describe que el altar fue espontáneo, muestra imágenes del cuarto donde vivían los presuntos feminicidas, describe la apreciación que los vecinos tenían acerca de ellos; las niñas están ahí con sus madres, serias, parece que no entienden lo que pasa ¿cómo es que sus madres les explican qué pasa?

En México, cuando alguien muere atropellado, cuando alguien halla un cadáver, cuando alguien muere en un accidente; una persona, casi siempre, enciende una veladora cerca del cuerpo, le reza y se persigna ante él. En Ecatepec los vecinos llevan flores, oran y encienden velas; agradecen haberse salvado y se lamentan por las muertas.

Entre la gente que reza en el altar y entre la gente, en general, aparecen gestos de desprecio por el asesino, aún así, el tema se repite hasta el hartazgo, cada nueva noticia se comenta: del desmembramiento al paseo de restos en la carriola; de las violaciones a los cadáveres hasta la preparación de pozole con la carne de las muertas.

En el mundo, México se observa como ese lugar lejano, surreal, que come cráneos de chocolate y pone fotos de muertos; el alcance de las noticias de Juan Carlos “N” y Patricia “N” se coloca frente a un panorama generalizado de feminicidios.

En CNN Expansión se reconoce que “aunque los detalles del caso –que incluyen los hallazgos de restos humanos en dos casas y un terreno baldío– son estremecedores, algunas organizaciones civiles piden que estos crímenes sean vistos como parte de la problemática de feminicidios que azota a varias partes del país y que en lo que va del año ha cobrado la vida de al menos 500 mujeres”.

Quizá en el mundo no sepan que, también en México, cuando alguien muere atropellado, cuando alguien halla un cadáver, cuando alguien muere en un accidente la gente se arremolina ante el hecho, opina, predica, declara y -como escribe Paz en su Laberinto- es “plantado en su arisca soledad, espinoso y cortés a un tiempo, todo le sirve para defenderse: el silencio y la palabra, la cortesía y el desprecio, la ironía y la resignación”.

Principalmente la resignación, porque en el contexto mexicano la impunidad se ha arraigado como parte del componente genético; el castigo se pospone o importa poco porque, diría Foucault, cae “más en el cuerpo que en el alma”, la prisión es un paliativo para el crimen.

Al parecer, el mundo observa de lejos los numerosos crímenes contra mujeres que se cometen en Ecatepec, Estado de México, México; dedican una nota o dos, mientras, aquí, las noticias se arremolinan alrededor del hecho, predican, declaran y opinan hasta el hartazgo, hasta que la resignación o la cárcel, lo que suceda primero, convenzan a la gente, a los lectores, de que encender una veladora es suficiente, al menos hasta que aparezca otro cadáver.