Tierra Central 

Demian Marín logra, a través de “Tierra Central”, aprehender el enigmático misticismo de la tradición oriental, esa sabiduría milenaria. En sus cuentos se confabulan lo onírico con lo concreto: maestros y discípulos, emperadores y ministros, viajeros y fantasmas se dan cita para desbordar nuestra imaginación. Una cincuentena de relatos que demuestran que, a pesar de […]

Demian Marín logra, a través de “Tierra Central”, aprehender el enigmático misticismo de la tradición oriental, esa sabiduría milenaria. En sus cuentos se confabulan lo onírico con lo concreto: maestros y discípulos, emperadores y ministros, viajeros y fantasmas se dan cita para desbordar nuestra imaginación. Una cincuentena de relatos que demuestran que, a pesar de su brevedad, una narración puede “cimbrar nuestra idea del mundo”.

Acostumbrados a nuestra “visión occidental”, muchos de los relatos nos resultarán francamente inauditos, estrafalarios, incluso carentes de sentido. Pero si nos permitimos liberar la conciencia y dejar a un lado el grillete de la razón, si dejamos atrás las reglas de la lógica y nos dejamos imbuir por lo lúdico y lo extraordinario, lograremos adentrarnos en historias riquísimas y profundas, llenas de complejas experiencias.

Y, por si fuera poco, este libro fue galardonado con el Premio Nacional de Cuento “Efrén Hernández” 2014, cuyo jurado estuvo conformado por Alberto Chimal, Raquel Castro y Bernardo Esquinca, tres de los mejores escritores de lo fantástico en nuestro país (otra garantía más para disfrutar de “Tierra Central”).

Marín denota la profunda noción que tiene de la filosofía y la literatura oriental (“inspirado en una melodía, Kang Mandor, y con conocimiento sobre el Mah Jong”, nos dicen los editores del libro, “Demian Marín traslada a la literatura las reglas de este juego chino y nos ofrece una mirada a su cultura –‘su propia visión de los vencidos’, como diría el autor”), y nos permite vislumbrar lo complejo del pensamiento de Oriente.