Todo lo contrario

Ese jueves treinta de enero el sol caía a plomo, el calor era insoportable, a medio patio sin protección alguna, los alumnos inquietos y sudorosos, eran obligados a escuchar el discurso de la directora de la escuela,  preparado con el propósito de “consolidar” la divulgación de la frase “conviviendo en armonía, construimos la paz”, que […]

Ese jueves treinta de enero el sol caía a plomo, el calor era insoportable, a medio patio sin protección alguna, los alumnos inquietos y sudorosos, eran obligados a escuchar el discurso de la directora de la escuela,  preparado con el propósito de “consolidar” la divulgación de la frase “conviviendo en armonía, construimos la paz”, que concluiría con la orden del director general de educación básica estatal, de soltar de “cinco a diez globos blancos de helio por grupo…(y) se suelten en punto de las 12:00 pm. Para los turnos matutinos y a las 16:00 horas para los turnos vespertinos”.

 

Pasada la media hora de alocución verbal sin sentido, según se escucha en el audio, la no violencia y la paz pretendida, se resquebrajó, micrófono en mano la directora ordenó: “los niños de primero, los de la maestra (se solicitó omitir el nombre), pasen a soltar sus globos, pero antes lean las frases que escribieron en sus globos”, cada uno llevaba su globo, caminaron al centro del rectángulo formado por los alumnos de primero a sexto.

 

Pasados algunos minutos insistió en la lectura de las frases, la maestra del grupo le dijo que no llevaban ningún texto escrito, provocando la reacción iracunda de la señora directora, quien señaló: “por qué no escribieron, es una irresponsabilidad, por eso ese grupo está atrasado, están faltando a la orden que di, que no saben que yo soy la autoridad en esta escuela y se debe obedecer lo que digo, esto es una desobediencia, eso le enseña usted a estos niños,…”, lo cierto es que ese grupo de primero, al mes de enero todos los alumnos leen y escriben, algo muy difícil de lograr en estos grados escolares, sobre todo en las comunidades del Municipio de Toluca.   

 

Ese día esa escuela no se convirtió “en instrumentos de paz y entendimiento entre personas de distinta formación, raza, cultura y religión…”, al concluir las labores a la una de la tarde, la maestra de grupo de primero, al acudir a la dirección a firmar su salida, se topó con la directora que ya iba con mucha prisa (trabaja el turno vespertino en otra escuela), la maestra de primero con mucha educación le dijo: ¿ya de retirada maestra?, que este bien. La directora la ignoró totalmente, no respondió la cortesía, se pasó de filo y con gesto de prepotencia y desprecio se retiró.

 

Desde entonces no le dirige la palabra a la maestra y ni el saludo le da, a todas luces no se logró ni la convivencia armónica, ni la paz, la orden impuesta para construirlas en las “conmemoraciones nacionales e internacionales alineadas con el programa de valores por una convivencia escolar armónica”, fracasó, como fracasan todas las determinaciones unilaterales.