“Aún recuerdo que éramos 26”, se pudo leer en la base del tifo de un diablo que con su gorro con las siglas LBR protegía la portería de Tribuna Diablos. El “Dale, Ro” se mezcló entre el humo rojo y las banderas blancas. El ambiente carnavalesco emocionó a hombres y mujeres, ancianos y niños, en el estadio Nemesio Diez.
La escena podría ser digna de una semifinal, de un partido considerado importante o de gran convocatoria contra América o Chivas, tal vez el retiro de una leyenda o la celebración de un aniversario, pero no. Pocos podrían adivinar que se trata de un Toluca vs Santos el miércoles a las 19:00 horas, después de la semana en la que el “Rojo” vivió una de las peores vergüenzas de un equipo mexicano en la historia de la Copa de Campeones de la Concacaf.
Esta demostración de amor a los colores indica solo una cosa: el Toluca FC le debe mucho a su afición. No solo la sequía de campeonatos, 14 años no son poca cosa. El cuadro escarlata se ha hecho experto en decepcionar a su gente.
Desde el torneo Bicentenario, cuando derrotó a Santos y se bordó su décima estrella, el Toluca imprimió en la derrota un estilo propio. En estos 14 años, por solo enlistar algunos momentos bochornosos, el Diablo:
- Fue el primer equipo en la historia en perder contra Mazatlán
- No levantó ninguna Copa MX, a diferencia de equipos como Puebla, Querétaro y Dorados de Culiacán
- Fue eliminado de la Concacaf con un marcador global de 5-0 frente a Kansas City
- Subcampeón en casa contra Cruz Azul en la Concacaf
- Subcampeón de la Copa MX contra Necaxa, autogol de Santiago García
- Goleada 1-6 contra Morelia en la Bombonera
- Goleada 0-5 contra Pumas
- Subcampeonato contra Pachuca con global 2-8
- Derrota contra Herediano
- Pago de multa por cociente
“Antes teníamos poco y ganábamos mucho”, lanzó lapidario el exjugador chileno Fabián Estay en el Conversatorio Diablo, recordó que a finales de los 90 y principios del 2000, el equipo no tenía un gran estadio, ni instalaciones de lujo; la afición fría de aquellos años dista a la actual. Pero había algo que hoy no: corazón y hambre de triunfo.
La gente que asiste cada 15 días al estadio ha demostrado dentro y fuera de la ciudad, incluso del país, que merecen mucho más que aplausos en el medio campo. Esta gente merece la 11.