Toluca contra América, una rivalidad que ha trascendido los años y que estaba lista para regalar un capítulo más en el historial de dos equipos grandes. La mesa estaba servida: un liderato en juego, sed de revancha por parte de los azulcremas y una herida abierta tras perder dos finales seguidas ante los choriceros.
Esta historia comenzó con una mancha. No fue en la cancha, ni siquiera en los alrededores de la Catedral del Futbol toluqueño. Cuando el viernes se diluía, Tollocan fue testigo de otro capítulo negro de violencia, lamentablemente relacionado con el futbol.
Un grupo de aficionados azulcremas acudió a alentar a su equipo en el hotel donde se concentraban, pero se vio envuelto en una riña con seguidores del Toluca que también llegaron al lugar. Con saldo blanco y sin heridos de gravedad, el incidente encendió las alarmas en materia de seguridad y entre las aficiones de ambos cuadros.
El día del partido
Llegó el día. A las afueras del estadio, un fuerte operativo de seguridad calmó las aguas y evitó cualquier altercado previo al encuentro. La fiesta y el amor por el futbol se impusieron a aquel lamentable suceso. Jornada 17, con sabor a liguilla: dos grandes sobre el terreno de juego, las mejores ofensivas frente a frente. La gente estaba feliz, conviviendo entre ambas aficiones como debía ser desde un principio.





Tifo para el ajedrecista
Se sabía que habría tifo, y una vez más, no decepcionó: el Turco y sus peones. El gran Mohamed, el mismo que le ganó la partida a Jardine en dos finales, era celebrado por la afición roja. Con la clásica cumbia de los trapos, el ambiente, el aura, la mística… un partido de esos que se guardan en la memoria.





Alexis Vega se veía por los pasillos del estadio, como un fan más, con una playera retro y la sonrisa de alguien que iba a ver al equipo de sus amores frente al acérrimo rival: el América. Todo estaba listo; el ambiente, fantástico en las tribunas.

Rodó el balón
Luis Enrique Santander silbó el arranque de este duelo de titanes. Toluca se hizo grande en su casa, aun sin su mejor hombre. Los peones del Turco movían la redonda de un lado a otro, con peligro, pero sin descuidar a su similar azulcrema. Paulinho tenía la presión del tricampeonato de goleo.
El portugués avisó temprano, pero una bandera sentenció un fuera de lugar justo que apagó el grito de gol. Sin embargo, el gran lusitano no se daría por vencido. Un gol lo pondría como tricampeón de goleo, y ese gol, en efecto, llegó: disparo quirúrgico, cruzado al poste izquierdo de Luis Ángel Malagón.
Ahora sí contaba. Ahora el Nemesio sí gritaba.


La fiesta escarlata no se detuvo con ese gol de Paulinho. En el segundo tiempo, un penal cometido por Malagón le dejó en bandeja de plata el campeonato de goleo en solitario a Paulinho, pero el portugués, resentido por la falta que le cometió el arquero azulcrema, decidió ceder el balón a Helinho.
El brasileño marcó y selló el encuentro. Una vez más, el Turco le ganó la partida a Jardine. A poco menos de un mes para que arranque la liguilla, los Diablos aún no conocerán a su rival hasta después del Play-In, pero hoy, en el Nemesio Diez, confirmaron que hace frío en la cima.



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