Un reencuentro con Las Posadas 

En varias partes del mundo se celebran éstas fiestas populares durante los nueve días antes de la Navidad, es decir, del 16 al 24 de diciembre. Costumbres que recuerdan a las personas el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.   Los tiempos cambian, las culturas se han mezclado e incluso las versiones de la historia se han modificado, sin embargo celebraciones como estas dan a la población oportunidades de convivencia y aprendizaje.  "Ante el mundo globalizado en el que vivimos, las
diciembre 24, 2017

En varias partes del mundo se celebran éstas fiestas populares durante los nueve días antes de la Navidad, es decir, del 16 al 24 de diciembre. Costumbres que recuerdan a las personas el peregrinaje de María y José desde su salida de Nazaret hasta Belén, donde buscan un lugar para alojarse y esperar el nacimiento del niño Jesús.
 
Los tiempos cambian, las culturas se han mezclado e incluso las versiones de la historia se han modificado, sin embargo celebraciones como estas dan a la población oportunidades de convivencia y aprendizaje. 

"Ante el mundo globalizado en el que vivimos, las posadas ya no son lo de antes" comparte Alma, una universitaria originaria de San Pablo Autopan, asistiendo a una de las posadas del pueblo. 

"Una pueblerina que hace más su vida en la ciudad que en su comunidad, había olvidado lo que es una posada tradicional aunque con sus respectivos cambios" añadió Alma.

Principalmente entre los jóvenes, es popular que cualquier festividad sea un buen pretexto para reunirse a convivir en donde no puede faltar el alcohol y la música de moda.

"Ya tenía algunos años que no iba a ninguna posada, precisamente porque ya sabía que no eran lo de antes, con ponche, tamales y aguinaldos, sino puro alcohol y música electrónica, total que una noche de este diciembre se me ocurrió ir a una de acá en el pueblo, me uní a la caminata a medio camino, al parecer habían salido de la parroquia del pueblo rumbo a una capilla, iban rezando, cantando y con tres niños disfrazados hasta enfrente, José, María y un angelito. En el camino los vecinos adornaron la calle y sus casas, con luces y papel china o crepé, algunos sacaron mesas con ponche, café o comida, algunos otros regalaban velitas y los vendedores de luces eran los más activos"

Al escuchar la narración del alma fue fácil suponer que esta experiencia no tan ajena se había convertido en algo nuevo otra vez, y como ella varios jóvenes se han dado la oportunidad de presenciar y participar en las posadas tradicionales reencontrándose con la esencia de estos festejos que trasciende en el acto religioso y promueven la convivencia social y familiar.

"De ahí la gente se fue a las distintas casas de la calle, con conocidos, amigos o familiares. Las piñatas se rompían en la calle cerrada. Yo tomé mucho ponche en la casa de la tía, había tortas y comida. Dicen que este año no hubo tanta gente, a mi si se me hizo muchísima".

La función que le vi fue la Unión de la comunidad, es bien raro cómo los vecinos malhumorados preparan comida y la comparten, es un evento de reunión y convivencia, y la parte religiosa, las personas salen emocionadas, cantan y caminan con mucha fe. Aunque no me guste la parte de ser creyente, es algo que une y hace sentir a las personas como parte de una comunidad.

No cabe duda que las tradiciones por antiguas que sean tienen siempre una función y un objetivo, y que a pesar de estar en la era de la tecnología y la información fugaz, son capaces de sorprendernos todavía. 

"No se me va la sorpresa y la satisfacción de ver que todavía hay quienes buscan mantener el ritual, con todos sus pasos"

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