Las vicecoordinaciones de los grupos parlamentarios sirven para nada o muy poco

Son cargos de adorno para la egoteca de quien los recibe
agosto 30, 2024

Las vicecoordinaciones de los grupos parlamentarios son como adenoides, allí están, pero sirven para nada o muy poco. Son cargos de adorno para la egoteca de quien los recibe. No es por menospreciar los recientes nombramientos de los senadores Higinio Martínez, de Morena, y Enrique Vargas, del PAN, pero es una distinción muy menor que no implica ascendencia alguna sobre sus pares. Eso y nada es casi lo mismo.

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De acuerdo con el artículo 22 del estatuto del grupo parlamentario de Morena en el Senado, la vicecoordinación general tendrá las siguientes atribuciones:

I.- Sustituir al coordinador general en sus ausencias.

II.- La Vice Coordinación general funge como apoyo del Coordinador del Grupo Parlamentario en el seguimiento de la agenda cotidiana del Pleno de la Cámara, así como de las discusiones de los tópicos más relevantes…

En el caso de la bancada del PAN, el artículo 10 de su estatuto describe así las funciones del vicecoordinador:

a.- Auxiliar al Coordinador en desempeño de sus funciones, asumiendo tareas y facultades que, en su caso, se les delegue.

Así de intrascendentes e insulsas son las vicecoordinaciones parlamentarias, que bien pueden ser entendidas como premios de consolación.

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Por cierto, parece que Higinio sigue respirando por la herida. No le perdona al presidente López Obrador que no haya logrado ser candidato a gobernador del Estado de México. Eso, básicamente, es lo que explica sus declaraciones, como la recientemente expresada de “yo no fui el que abrazó a Alfredo del Mazo…”  No es la primera vez que lo hace y, seguramente, no será la última. Allá él.

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La bancada del PRI en la siguiente legislatura cabe en una combi y le sobran lugares. Así de chiquita y testimonial. El número quizá no sea lo más grave, sino la calidad de los integrantes, salvo un par de honrosas excepciones, el resto es de nivel menor, baste con ver sus antecedentes.

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Podrán ser intrigas o no, pero lo que se habla en la conversación sobre lo que supuestamente sucede en la Secretaría de Educación lastima al movimiento de transformación en el Estado de México. Con detalle, se hila sobre las redes de corrupción que allí operan, si no con la complacencia, sí en las narices del propio secretario, Miguel Ángel Hernández Espejel. Verdad o mentira, solo podrá determinarse con una investigación seria. Veremos.

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