Subir 700 escalones representa una penitencia hasta para el más incrédulo ateo. Ese es el precio que hay que pagar para ver a la monumental Virgen de Guadalupe, en Chalma, Estado de México, considerada la más grande del mundo.
Con sus 33 metros de alto, 11 de ancho y 110 toneladas de bronce, esta colosal imagen, inaugurada en 2017 por el Cardenal Carlos Aguiar Retes en un terreno donado por la familia Ortega Olivares, se ha convertido en punto de peregrinaje.




El recorrido hasta la cima del cerro, donde está la Virgen de Guadalupe, se hace por un camino empedrado que algunos han tenido la ociosa costumbre de rayar con los nombres de sus familias, personales, apodos o de pareja.



Para el señor Maximino Velasco, vigilante de este monumento mariano, esta es la puerta de entrada del Santuario de Nuestro Señor de Chalma.
“Este es un lugar de sacrificio, para que la gente haga penitencia”, compartió.
Esta estatua se encuentra rodeada por un espeso bosque que invita a la reflexión.
El 12 de diciembre es un día de peregrinaje, de visitas a templos y demostraciones de fe que disminuyen año con año.

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