Los niveles de popularidad de Xóchilt Gálvez en el Edomex son bajísimos

Los niveles de popularidad de Xóchilt Gálvez en el Edomex son bajísimos
Solo 1 de cada 10 mexiquenses podría reconocerla físicamente o identificar quién es y a qué se dedica

Tres nombres, en particular, se repiten entre los rencorosos que intentarán ensuciar la salida de Alfredo del Mazo: Nicolas Carrancedo, Daniel Madariaga y Oliver Fernández. El triunvirato de la fortuna, les llaman con socarronería. Esos empresarios habrían levantado una fortuna en el Estado de México durante el sexenio que agoniza. Esa será la narrativa para destruir a Alfredo y a sus hermanos.

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Los niveles de reconocimiento popular de Xóchitl Gálvez en el Estado de México —la entidad con el mayor padrón de votantes del país— son bajísimos. Solo 1 de cada 10 mexiquenses podría reconocerla físicamente o identificar quién es y a qué se dedica. En otras palabras, aquí es una verdadera desconocida. Si compitiera contra Claudia Sheinbaum por la presidencia, sería apabullada 3 a 1, de acuerdo con las encuestas realizadas hasta ahora.

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Por cierto, no solo Xóchitl logró hacerse millonaria, también algunos de los suyos, por ejemplo, Arne aus den Ruthen Haag, quien se desempeñara con ella en la delegación Miguel Hidalgo en 2015 como “City Manager”. El polémico Arne —fundador de Poder Antigandalla— dejó la capital y se vino al norte del Estado de México, donde tiene negocios agroindustriales y 3 grandes estaciones de gasolina en Soyaniquilpan y Jilotepec. Salieron buenos para los negocios y el dinero.

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Juan Zepeda tiene, al menos en apariencia, el control del MC en el Estado de México. Hasta ahora le han dejado hacer con ese partido lo que ha querido y como ha querido. El cálculo de valor electoral del MC es hoy de entre 3 y 4, no más. Es probable que antes de que termine el año le releven de esas tareas. Juan es buen interlocutor con la clase política mexiquense, particularmente con la priista y perredista, el problema es que Dante lo ve cercano a los intereses de Claudio X. González.

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El encargado de sentarse y escuchar a la clase sacerdotal mexiquense es Horacio Duarte, quien acudirá a los diálogos amable, pero no condescendiente. Es complicado que el clero digiera pronto, no el relevo administrativo en el gobierno, sino el cambio ideológico hacia uno progresista.