Y llegó la elección…

Y llegó la elección...
Estamos a sólo unos cuantos días de despejar la gran incógnita de esta elección intermedia: ¿se consolidará Morena como el partido dominante en el país?

Al final de la semana se realizará la elección intermedia del presente sexenio. Así es, el domingo 6 de junio se renovará la Cámara de Diputados Federal, 15 gubernaturas, varios Congresos locales y miles de Ayuntamientos en todo el país. Se habla de la “elección más grande de la historia”, sencillamente porque el crecimiento poblacional ocasiona que haya más personas en la lista nominal que hace tres años. Pero, no es por el número de votantes que será la elección más importante, sino por lo que significará. En términos de número de votos, es seguro que serán menos las personas que acudan a votar ahora que en el año 2018, cuando se renovó la Presidencia de la República. Así ocurre siempre con las elecciones intermedias. Pero en lo que hace a las consecuencias de los resultados, ahí sí hay varias cosas que merecen ser destacadas.

Lo primero es que esta es una especie de elección plebiscitaria, pues su resultado básicamente se tomará como la aceptación o no del actual gobierno federal. De hecho, la mayor parte de la propaganda electoral se ha reducido a la fórmula “votar por Morena o en contra de él”. Así de simple ha sido la “discusión” política de este periodo de campañas, que finalmente termina pasado mañana.

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De las 15 gubernaturas en juego, la mayoría están ahora en poder de los partidos que hoy son oposición a Morena: PRI, PAN y PRD. De tal modo que si Morena logra quedarse con 5 o 6 (como puede preverse de acuerdo con las encuestas disponibles) ello será presentado por dicho partido como un gran triunfo. Y, en contraste, si la hoy alianza “Va por México” no logra obtener más que 4 o 5, tendrán que valorar seriamente su futuro, pues quedarán en una posición muy endeble. Hay algunos estados en donde, de manera atípica, candidatos postulados por partidos que son minoritarios a nivel nacional han tomado la ventaja. En el caso de ellos, lo que logren obtener, es ganancia.

Por lo que hace al Congreso de la Unión, los resultados serán directamente relacionados con la gestión de la actual administración federal. Como en ninguno otro de los puestos de elección popular que estarán en juego, los de diputados federales serán un claro termómetro de cómo anda la percepción ciudadana sobre el desempeño del gobierno que encabeza el presidente López Obrador. En este objetivo han centrado sus principales estrategias los partidos opositores, sabedores de que hacerse del control del Poder Legislativo puede representar la única esperanza de poder hacer contrapeso al Poder Ejecutivo. Por ello han apostado ya de manera ulterior en las campañas por llamar al “voto útil”.

Las proyecciones basadas en las múltiples encuestas disponibles parecen apuntar a que Morena conservará muy a penas la mayoría en la Cámara de Diputados y que, una vez instalada la Legislatura, tendrá que hacer muy buenas maniobras políticas para fortalecer su alianza con otros partidos (PT, PVEM, RSP, Nueva Alianza) a fin de amarrar mayoría calificada en los casos en que lo requiera para seguir sacando las iniciativas de ley del partido del presidente.

Por lo que hace a las alcaldías, lo más normal es que haya bastantes cambios en cuanto al color de los partidos que se harán con el triunfo. Es muy claro que hace tres años el factor López Obrador hizo que muchos candidatos de Morena obtuvieran el triunfo de modo inercial, pero su desempeño no ha sido bueno, así que será muy probable que esas alcaldías regresen a manos de los grupos que tradicionalmente se han hecho de esos cargos, en una dinámica caciquil innegablemente presente en muchas regiones del país.

En nuestra entidad ello se verá muy claramente y algo similar podría ocurrir con el Congreso Local, en donde la mayoría que hoy posee Morena está en juego. Lamentablemente las candidaturas de PRI, PAN y PRD no pudieron presentar a nuevos rostros, nuevos personajes, nuevas propuestas, y hay muchos rostros muy conocidos que podrían volver a una curul en el Congreso Mexiquense.

Por lo que hace a la gente, es altamente probable que el abstencionismo sea el reinante. No sólo por las restricciones que la pandemia de covid-19 ha tenido respecto al espacio público, sino porque la elección nunca prendió lo suficiente como para hacer que los ciudadanos se vuelquen a las urnas. El abstencionismo podría superar 60%. Lo veremos.

Estamos, pues, a sólo unos cuantos días de despejar la gran incógnita de esta elección intermedia: ¿se consolidará Morena como el partido dominante en el país? Si lo hace, tendremos para varios lustros una dinámica en la que todo será como en blanco y negro: se está con dicho partido o contra él, con el lopezobradorismo o contra él, con los chairos o con los fifís. Es una dicotomía muy simple, porque así ha resultado conveniente manejarlo para los personajes políticos ubicados en uno u otro lado. Pero sabemos que la política está plagada de matices, de tonalidades bastante finas. Los personajes que hemos visto pasar de la oposición al gobierno y viceversa son demasiados como para sostener el cuento de que todo es binario. Este domingo en la noche vamos a saber si todo esto que calculo y le cuento, amable lector, resulta acertado o no.