A pesar de todo, AMLO

Toluca, México; 4 de junio de 2018. Volantes engañosos, comerciales de televisión oprobiosos, anuncios radiofónicos agresivos, sitios web opacos y noticias falsas son una constante que abunda en las calles y medios de comunicación tanto en períodos electorales como en fechas regulares en México, particularmente con el objetivo de minimizar la imagen de Andrés Manuel López Obrador, candidato por la coalición de Morena, el Partido del Trabajo y Encuentro Social, aunque esto sucede cada vez que se ha postulado a la presidencia. Hoy, sin embargo, casi todo está de parte del candidato de Morena y la alianza que lo cobija. Incluso
junio 4, 2018

Toluca, México; 4 de junio de 2018. Volantes engañosos, comerciales de televisión oprobiosos, anuncios radiofónicos agresivos, sitios web opacos y noticias falsas son una constante que abunda en las calles y medios de comunicación tanto en períodos electorales como en fechas regulares en México, particularmente con el objetivo de minimizar la imagen de Andrés Manuel López Obrador, candidato por la coalición de Morena, el Partido del Trabajo y Encuentro Social, aunque esto sucede cada vez que se ha postulado a la presidencia.

Hoy, sin embargo, casi todo está de parte del candidato de Morena y la alianza que lo cobija. Incluso la destitución del presidente español, Mariano Rajoy, del conservador Partido Popular, quien estaba en el cargo desde 2011 y que enfrentó en su administración la crisis económica de España y la secesión de los catalanes, envía una señal sobre el repudio de Iberoamérica contra los gobiernos de ultraderecha en los últimos años y la tendencia, una vez más, a elegir el otro extremo.

Desde su primera contienda presidencial, Obrador ha sido el blanco por antonomasia de candidatos, facciones políticas, bots y periodistas, quienes difunden contenido tergiversado con el objetivo de influir en la intención del voto. En 2018, la “guerra sucia” contra Obrador cumple 12 años.

La “guerra sucia” se define como una campaña de desprestigio en contra de un personaje público con la intención de mellar la influencia que tiene sobre un sector demográfico para restar impulso a su posición mediante prácticas ilegales, coactivas o violentas, actividad que se ha mantenido como denominador común en el país desde 2006 y que ha conseguido, en mayor o menor medida, ofuscar la percepción pública sobre acontecimientos que son verdad y los que no lo son, circunstancia que produce confusión generalizada entre los mexicanos cuyo fin es manipular la opinión pública para beneficio de los agresores.

Este año, la difusión de noticias falsas, mentiras o verdades a medias ocurre en su mayoría a través de internet, plataforma que ha sustituido a los medios de comunicación tradicionales y en donde se encuentra una gran cantidad de sitios específicos que difunden contenido adulterado, mismo que es diseminado en redes sociales por usuarios que, ya con auténtica ingenuidad o natural alevosía, comparten bajo la premisa de “informar” a sus conocidos o discretamente “influir” en ellos. Dado que es un fenómeno cuya relevancia se ha manifestado en la medida de su eficacia, iniciativas de verificación han proliferado para combatir la difusión de hechos falsos y servir de contrapeso al vacío que produce la desinformación, como la cooperativa verificado.mx.

Un peligro para México

En 2006, la contienda electoral estuvo dividida entre los candidatos Roberto Madrazo Pintado (PRI), Felipe Calderón Hinojosa (PAN), Andrés Manuel López Obrador (PRD), Patricia Mercado (Socialdemócrata) y Roberto Campa Cifrián (NA). En esas votaciones, la competencia estuvo cerrada entre Calderón y Obrador, ganando 16 estados y 15 más el Distrito Federal respectivamente y con un reducido margen de diferencia del 0.99 % de votos, condición que perfiló al panista a concretar el segundo sexenio del blanquiazul. 

En esa campaña, la “guerra sucia” estuvo coadyuvada tanto por empresas privadas y empresarios como por instituciones, entre ellos Jumex, Sabritas, Ármate de valor, IFE, el Consejo Coordinador Empresarial, Víctor González Torres el “Dr. Simi” y Demetrio Sodi de la Tijera, candidato a la jefatura de gobierno del Distrito Federal. Los temas abordados para decrecer la popularidad de López Obrador fueron crisis vs estabilidad, corrupción, pobreza  y Venezuela, a través de la imagen de Hugo Chávez, y una campaña del miedo cuyo slogan fue “Un peligro para México”. 

En total, estos actores invirtieron, con dinero del Instituto Federal Electoral, 375 millones 936 mil 881 pesos que se suman a los gastos de campaña televisiva del PAN, con un monto de 620 millones 778 mil 210 pesos y que arrojan un total de 996 millones 715 mil 91 pesos, según cifras de la agencia de medición Nielsen IBOPE.

 

“Algunas personas nunca cambian”

Previo a las elecciones de 2012, con la contienda dividida entre el entonces gobernador del Estado de México y representante del PRI, Enrique Peña Nieto, López Obrador por el PRD en segunda exhibición, Josefina Vázquez Mota en representación del PAN y Gabriel Quadri por Nueva Alianza, la competencia real estaba dada entre los candidatos del tricolor y del sol azteca, misma que fue dominada por Peña Nieto -controversialmente y en medio de una vorágine de inconformidad que denunciaba fraude electoral- con un margen de poco más del 6 % de diferencia de votos. Palanca, cabe señalar, con auxilio mexiquense.

Durante esa segunda carrera presidencial, el PRD perdió con 7 estados más el Distrito Federal contra los 20 estados en los que dominó el PRI, con una diferencia de 4 estados adquiridos por el PAN y ninguno para Nueva Alianza. A su vez, durante el período de campañas y en específico en la segunda etapa de difusión publicitaria, se transmitieron spots electorales cuyo denominador común fue la figura de Obrador y el seguimiento de la campaña del miedo comenzada en 2006. 

Con la consolidación de la imagen para “El nuevo PRI” y la composición de la estrategia de corte pretendidamente feminista del PAN, además del comodín que lanzaba Nueva Alianza, la organización mediática se extendió más allá de la “publicidad”, cuya difusa fachada comenzó a desdibujarse con mayor evidencia luego de la privilegiada posición que Peña Nieto poseía en las cadenas televisivas. De este modo, la campaña de favores para el uno y desprestigio para el otro también se presentó en forma, por un lado, de censura de spots de López Obrador y, por otro, disfrazada de programación regular y debates en shows “de opinión”. Los denominadores comunes en spots publicitarios fueron los mismos que los del período electoral anterior, con la única diferencia de que se anexaron acontecimientos que sucedieron durante el intermedio entre 2006 y 2012, como el plantón en Reforma.

En cifras de México Evalúa, partidos políticos y el IFE gastaron en total 40 mil 248 millones de pesos en spots electorales, 157% más de los gastos destinados para publicidad en 2006. Al mismo tiempo, la exposición de contenido publicitario electoral en 2012 fue, en minutos, 100 veces superior a la de 2006 y 14 veces mayor el número de spots producidos y emitidos, pues en 2006 se transmitieron 395 mil 52 spots mientras que en 2012 se trató de 5 millones 688 mil 283.

 

Contra la pared

Puntero en las encuestas de preferencia electoral y en las simulaciones de elección elaboradas por medios y universidades, la tercera candidatura de López Obrador se ha mantenido como la más fuerte desde que se anunció su carrera electoral para los comicios de 2018. Sus contrincantes, el priista y ex secretario de Desarrollo Social y de Hacienda, José Antonio Meade, y el panista Ricardo Anaya, ex presidente del PAN Nacional, junto al ex gobernador de Nuevo León y candidato independiente, Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, han padecido la popularidad que el candidato de Morena tiene entre el electorado, quienes le otorgan más del 50 por ciento de los votos según una última simulación lanzada por el diario Reforma con corte al 30 de mayo.

Ante lo que parece una inminente derrota, la guerra de spots ha estado encabezada por Meade y Anaya, quienes perpetúan el modelo implementado desde 2006, en mayor o menor medida, basado en la campaña del miedo. Los temas, en esta ocasión, son el atentado a la democracia, la inseguridad, la corrupción, la reforma educativa y la política retrógrada.

En lo que va de este período electoral, los embates de la guerra de spots poco o nada han surtido efecto entre el electorado, pues si acaso lo que provoca en ellos, antes que influir en la dirección del voto, es hartazgo e incredulidad. Un estudio realizado por la casa encuestadora Parametría en los últimos días de abril arroja que el grueso de la población considera “poco” o “nada creíbles” los anuncios electorales; además, otra encuesta levantada por la misma agencia en los primeros días de ese mes también demuestra que el período de campañas y su mediatización causan más aversión que estímulo a los mexicanos. 

A esto se suma la tarea de los medios digitales de noticias falsas que en la actualidad están jugando un papel determinante, difundiendo noticias con contenido tergiversado o sencillamente falso. Caso es el de la web retroceso.com o la página de Facebook Amor a México, de quienes verificado.mx  ha desmentido al menos 12 noticias con información errónea.

A 12 años de comenzada la “guerra sucia” que se revive por tercera ocasión consecutiva, el presente dista del objetivo que estos anuncios habrían de conseguir muy a pesar de que en su momento resultaron eficaces; frágil afirmación que no toma en cuenta factores como la posibilidad de los fraudes electorales, la manipulación de información por parte de los partidos políticos e iniciativas privadas y los malos resultados que entregaron las administraciones pasadas que llegaron a la presidencia. No obstante las probabilidades, las encuestas o las simulaciones de elección, existe un antecedente que pone en entredicho cualquier especulación que ajuste una apuesta asegurada.

Rajoy, ¿una señal? 

El primero de junio, el líder del Partido Socialista Obrero Español, Pedro Sánchez, se convirtió en el nuevo presidente de España luego de haber promovido una Moción de Censura en el Congreso de los Diputados por una sentencia judicial del caso Gürtel, que es una red de corrupción en las que diversas empresas sobornaron a miembros del Partido Popular para obtener contratos públicos en ese país.
Con 180 votos a favor, 169 en contra y una abstención, el Poder Legislativo de España destituyó al presidente de ese país, Mariano Rajoy, miembro del conservador Partido Popular, quien estaba en el cargo desde 2011, aunque en su administración logró sortear la crisis económica de España y la secesión de los independentistas catalanes.
Como se apuntó antes, el cese de Rajoy en España es también una señal que advierte sobre el triunfo de AMLO para la presidencia de México, y sobre la decisión de muchos países latinoamericanos para decidirse sobre este tipo de gobiernos, criticados por la ultraderecha porque los confunden con comunistas y socialistas cuando en realidad son congruentes con su contexto.

En España, para la aprobación de la Moción de Censura, Sánchez obtuvo el apoyo de los partidos de la izquierda radical de España, los independentistas catalanes, los nacionalistas vascos y los socialistas.  “Voy a abordar todos los desafíos que tiene nuestro país con humildad, y voy a hacerlo desde el consenso, con humildad, con mucha capacidad de trabajo”, indicó el nuevo Ejecutivo español este viernes ante el pleno del congreso español.

Fue el sábado cuando Pedro Sánchez juró el nuevo cargo ante el jefe del Estado español, el rey Felipe VI.
El presidente de la Unión Europea, Jean-Claude Juncker, así como el portavoz del gobierno alemán, Steffen Seibert, se pronunciaron por que el nuevo gobierno de España sea estable y que contribuya con la unidad de Europa

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