Los abusos del “Tío Richie” en Edomex

Lleva años, pues, abusando de su posición para despojar a los habitantes de tierras, agua, vías de acceso y lo que puede.
abril 15, 2024
Ricardo Salinas Pliego
FOTO: Especial

Aprovechar una oportunidad no es lo mismo que abusar de la posición privilegiada. La distancia que hay entre una acción y la otra se encuentra determinada por las condiciones en las cuales se da la interacción entre las personas. Obtener una ganancia al ofrecer un servicio a quien lo requiere es el principio en el que se sostiene la ideología empresarial. En ella se asume que quien es capaz de identificar las necesidades de los demás, producir o simplemente vender los satisfactores a la misma está en el camino correcto del emprendedurismo.

Las historias de éxito que abonan a esta ideología son numerosas. Hablan de personajes que con ingenio y audacia lograron montar una empresa, que luego creció y se convirtió en un gran emporio. Lo que ya no se cuenta con tanta frecuencia es lo que ocurre con dichos emporios y sus dueños, quienes ya colocados en una situación privilegiada con respecto al resto de la población, se encuentran muy propensos a los abusos de todo tipo.

Los grandes empresarios tiene a su alcance condiciones para abusar: apropiarse de los recursos naturales, despojar, desplazar poblaciones, explotar a los trabajadores, contaminar y salir impunes frente a cualquier acusación. ¿Cómo lo hacen? Abusando, porque tienen forma de pagar despachos de abogados, de corromper autoridades, de comprar voluntades en distintas partes y salirse con la suya en la mayoría de los casos.

En nuestro ecosistema empresarial hay muchos casos que han sido exhibidos públicamente como personajes que abusan a través de sus grupos corporativos. Pero hay uno que en los últimos años se ha vuelto especialmente protagonista: Ricardo Salinas Pliego, propietario de Grupo Salinas, que cuenta con empresas de distinto tipo, destacando Elektra y Televisión Azteca.

Su protagonismo se ha incrementado porque, en su afán de no pagar impuestos, se ha confrontado con el gobierno federal y lo ha hecho públicamente, no solo aprovechando sus canales de televisión, sino confeccionando un personaje en las redes sociales autodenominado “El tío Richie”.

Salinas Pliego o el Tío Richie se ha dedicado en los últimos años a difundir un discurso según el cual la libertad es el derecho sagrado que debe prevalecer, por encima de cualquier otro. Nada de hablar del bien común, de los intereses públicos o del bienestar social. Lo que importa, dice, es el individuo y su libertad para hacer lo que le plazca: desde acumular riqueza ilimitadamente hasta portar armas y ejercer la legítima defensa con ellas. Los que se oponen a eso son —dice— “los gobiernícolas”. Esos que recaudan impuestos y “cobran millonarios sueldos por hacer nada”.

La base en la que se soporta esta actitud es el libertarismo. Una forma de pensar que promueve una sociedad que garantice la libertad del individuo,​ los derechos de propiedad privada y la asignación de los recursos a través de la economía de mercado. No estoy tan seguro de que el “Tío Richie” realmente esté interesado en promover un tipo de sociedad. Más bien creo que tal discurso le sirve para justificar su postura de no pagar impuestos y seguir acumulando riqueza.

Igualmente, le sirve para llevar a cabo acciones que claramente son abusivas. AD Noticias ha publicado recientemente algo que involucra directamente a dicho personaje y a sus acciones para apoderarse del agua en territorio mexiquense. Hace ya casi tres lustros, Salinas le echó el ojo a Malinalco y, según lo documentó la Organización “Mexicanos contra la Corrupción”, a través de un documento titulado “Los explotadores del agua”, desde 2008 comenzó a comprar propiedades en esa región. Por medio de la Asociación Civil llamada Centro de Capacitación de Alto Rendimiento Azteca, compró las exhaciendas de Tepopula y los ranchos El Rocío y El Rosal, conocidos como Hacienda Jalmolonga. Enseguida desvió los cauces y vasos del río Chalma, en perjuicio de los ejidatarios locales, mismos que intentaron oponerse, pero fueron acusados de daño y robo de bienes. Varios de ellos fueron detenidos y vinculados a proceso, aunque unos años después fueron declarados inocentes.

Así que Salinas se movió para lograr que “los gobiernícolas”, como él los llama, legalizaran su despojo: Conagua le otorgó una concesión (título 04MEX108514/18EADL10) para hacer uso del agua. La lucha de los campesinos no se detuvo y en 2019 un Tribunal Agrario le ordenó a Salinas retirar cercas, bombas de agua y puentes que había colocado para impedir que los habitantes de la región tuvieran acceso a los afluentes. Se le ordenó devolver el cauce original del río a los ejidatarios, pero el empresario se amparó y —en otra más de sus acostumbradas triquiñuelas— cambió su razón social a Red Inmobiliaria Los Verdes Campos, que se presenta como una empresa de administración de bienes raíces, consultoría y construcción.

Lleva años, pues, abusando de su posición para despojar a los habitantes de tierras, agua, vías de acceso y lo que puede. Lo mismo ha hecho en otras partes del país. Es sabido que con distintos gobernantes ha conseguido que financien con recursos públicos sus proyectos y acciones, desde orquestas infantiles hasta campos de golf, festivales y más. Pone a los “gobiernícolas” a su servicio, presionando, chantajeando y vendiendo favores.

Hoy está en abierta campaña para tratar de incidir en las próximas elecciones y —en lo que realmente le interesa— conseguir posiciones favorables para que le permitan seguir eludiendo y evadiendo impuestos, concentrando riqueza y abusando. El caso de Malinalco es solo un botón de muestra.

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