El Aeropuerto Internacional de Toluca le fallan, básicamente, tres cosas: las condiciones técnicas; los costos de operación de vuelo y la falta de infraestructura.
Las primeras se determinan por la altura sobre el nivel del mar y las condiciones climáticas en la ciudad, ya que éstas generan, entra otras cosas, un mayor gasto de combustible y dificultades técnicas de vuelo, así como demoras. En segundo lugar, respecto a los costos de operación, las aerolíneas deben invertir más porque lo operativo provoca un gasto mayor, desde el mencionado combustible hasta el pago de traslados para tripulación y pasajeros.
Respecto a la infraestructura, se trata de un asunto no resuelto desde hace muchos años, basta ver las carpas temporales en lugar de gusanos de embarque y desembarque que se utilizan al ascender o descender de un vuelo.
El aeropuerto de Toluca, según declaraciones de Alexandro Argudín para AD, tiene capacidad para atender a 8 millones de pasajeros, aunque anualmente sólo se administran 600 mil al año; darle vida a esta terminal aérea es posible respecto a los dos últimos aspectos; la altura y las condiciones climáticas son algo que, definitivamente, no se podrá cambiar.