América Latina lejos de salir de la pandemia

América Latina lejos de salir de la pandemia
Somos la región del planeta más “amolada dentro de los amolados”

La región de América Latina (AL) ha sido de las más golpeadas por la pandemia de Covid-19. No sólo en cantidad de contagios, sino en el número de decesos, esta región sigue a la cabeza en la numeralia global. Aunque representa sólo 8% de la población del planeta, los latinoamericanos han “puesto” algo así como 27 de cada 100 defunciones por Covid-19. Esta es, sin duda, una expresión clara de la marginación histórica que tenemos de este lado del mundo.

Las consecuencias de esta condición en la que nuestro subcontinente se ha encontrado por siglos son, entre otras, sociedades desiguales, amplias masas excluidas, niveles muy altos de pobreza, informalidad extendida y desprotección social. Todos esos factores obraron en contra de los esfuerzos por mitigar los contagios, atender a los enfermos y disminuir la mortalidad por Covid.19. Y, dado que la pandemia sigue (aunque haya disminuido su velocidad de contagio), el problema amenaza con agravarse. Sobre todo, hay una alarma fundada de que económicamente siga habiendo un retroceso en toda la región.

Hasta ahora se estima en 7.7% la caída del PIB en AL para el 2020, el cierre de casi 3 millones de empresas durante el mismo periodo, un retroceso de 20 años en la condición de la pobreza extrema, altas tasas de desempleo y ya ni se diga los impactos en materia educativa. Somos, pues, la región del planeta más “amolada dentro de los amolados”. La CEPAL lo pondría en términos eufemísticos como “la región en desarrollo más afectada por la pandemia”.

Las consecuencias de esta condición en la que nuestro subcontinente se ha encontrado por siglos son, entre otras, sociedades desiguales, amplias masas excluidas, niveles muy altos de pobreza, informalidad extendida y desprotección social.

Y ahora está abriéndose una grieta más a esta derruida estructura: el acceso a las vacunas está generando desigualdades intrarregionales, pues mientras hay algunos países que han avanzado en su esquema de vacunación, como Brasil, Chile, México y Argentina (que suman en total más de 18 millones de vacunas aplicadas) el resto de los países apenas y acumularían en conjunto un millón de dosis aplicadas. Estas cifras sólo son comprensibles en un contexto internacional marcado por el acaparamiento de las vacunas contra la covid-19 por parte de países como Estados Unidos, Reino Unido y China que, tan sólo ellos tres, han aplicado por arriba de 161 millones de vacunas (en todo el mundo se estiman en 300 millones las dosis aplicadas, según el sitio https://covidvax.live/). Así es, más de la mitad de las vacunas aplicadas en todo el planeta hasta ahora han sido en unos cuantos países, el resto sólo mira a la distancia.

Esta situación no sólo hace que AL vea todavía muy lejos la posibilidad de salir de la pandemia, sino que cada vez más se exacerban las grandes brechas estructurales de la región. Así es, cada día que pasa en medio de la incertidumbre que provoca la pandemia, se ve más lejana la posibilidad de la recuperación económica, de la generación de empleos, de la suficiencia de abasto y, en general, de recuperación de las condiciones de vida.

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Desde los procesos coloniales los países de AL han sido expoliados, depauperados, marginados, excluidos y  corrompidos. Con el paso de los siglos nuestra condición no ha mejorado mucho, seguimos inmersos en procesos de dependencia, extraccionismo y dominación que no han logrado erradicarse, dadas las condiciones histórico-estructurales bajo las que se construyeron nuestras naciones.

La situación actual, derivada de la pandemia de covid-19, no ha hecho sino volver todavía más evidentes nuestras carencias.

Acá en AL todo cuesta el doble o más, porque es muy caro enfermarse (dada la desprotección de la mayoría de la gente), es muy caro ascender socialmente a través del estudio (por la debilidad institucional en materia educativa), es muy caro emprender y ser exitoso (por el costo de la formalidad y lo barato que puede ser la informalidad); hasta es muy caro morirse (porque los márgenes económicos tan estrechos en que vive la gente impiden prevenir la muerte y sus consecuencias a través de seguros, testamentos, etc.).

Toda crisis desnuda, descubre y revela lo que realmente se es. Así ha pasado con esta crisis de salud, la primera del siglo XXI. Nos ha mostrado la fragilidad de los equilibrios, la inestabilidad de lo que se cree tener y lo azaroso que es el futuro. Sobre todo en la región de AL, la crisis desatada por la pandemia de Covid-19, nos ha mostrado el nada grato rostro de una región pobre, mal comida, mal informada, mal organizada, mal ubicada en la organización planetaria.

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Dadas las condiciones, la inmunidad de rebaño que permita atisbar a luz al final del túnel aún está lejos. Si bien nos va, cuando termine el año, en toda la región un 25% de la población habrá sido vacunada. El resto seguirá haciendo su vida con el riesgo de contagiarse, enfermar y quizá morir. Las economías de nuestros países difícilmente aguantarían nuevos confinamientos prolongados, así que será obligado “jugársela” así como va.