Para muchos el piquete de una abeja es sinónimo de dolor, sin embargo para María del Rosario ha sido una vía para poder recuperar su salud y evitar ser una «presa» más de coronavirus.
«Estuve cinco días en el hospital por asma y problemas bronquiales, entonces cuando estuve yo en el hospital sola tanto tiempo pensé que a los 50 años lo único que quería es conservar mi salud y fue por eso que comencé este proyecto apícola, porque es algo que puedes hacer desde casa, sin involucrar a tanta gente, además de que conservas a las abejas».
Cada semana se pica dos veces en una parte de la mano para controlar el reumatismo además; cada ocho días recibe un piquete en la punta de la nariz que sirve para abrir las vías respiratorias.
«La secreción que nos inyecta la abeja con su aguijón tiene aproximadamente 53 elementos dentro de los cuales están la fosfolipaza, melitina y fructuosa que nos permite fortalecer todas las células y también estimula el sistema inmunitario».
Actualmente, María del Rosario se dedica a la actividad apícola urbana y cuenta con más de seis colmenas donde habitan la abeja reina, los zánganos, las obreras, y de donde se pueden obtener productos como el propóleos, la miel, y la jalea real.
«La actividad apícola se rige por el ciclo del año, nosotros iniciamos el trabajo antes de la primavera, preparando nuestras colmenas, que son una caja de madera con 10 bastidores donde la población en algunos casos es de 80 mil abejas».
Hasta hoy, el Estado de México ocupa el décimo segundo lugar en producción de miel a nivel nacional; en la entidad también se tienen cuantificadas 50 mil colmenas. De acuerdo con datos de la Secretaría del Campo, la mayoría de ellas se encuentran en zonas rurales.
Así como María del Rosario, muchos mexiquenses han encontrado en la miel o la apiterapia un «escudo» contra el covid-19 que hasta este día ha provocado la muerte de 99 mil 152 mexiquenses.