Biden promete un «nuevo capítulo» en EEUU, pero el juicio político a Trump le hace sombra

Biden promete un "nuevo capítulo" en EEUU, pero el juicio político a Trump le hace sombra
Tiene la oportunidad de aprobar lo que sería el tercer paquete de ayuda masiva para la pandemia

El futuro presidente estadounidense, Joe Biden, reveló este jueves sus planes para luchar contra el covid-19 e inyectar 1,9 billones de dólares en la economía, pero su agenda de los primeros 100 días ya está eclipsado por el inminente juicio político a su predecesor, Donald Trump.

Biden prometió un «nuevo capítulo» para el país, un día después de que Trump se convirtiera en el primer presidente en la historia de Estados Unidos en ser dos veces objeto de un «impeachment», intentando aprovechar un discurso en horario estelar para infundir esperanza a los estadounidenses. 

«Regresaremos», dijo el demócrata de 78 años, a seis días de asumir la presidencia del país más enlutado por la pandemia, hundido en una crisis económica y sacudido por una ola de reclamos de justicia racial y una violencia política que alcanzó la sede del Congreso en Washington.

«No llegamos aquí de la noche a la mañana, y no saldremos de la noche a la mañana. Y no lo podemos hacer como una nación separada y dividida», afirmó. «La única manera es si nos unimos como estadounidenses».

Con sus correligionarios demócratas controlando por poco ambas cámaras del Congreso, Biden tiene la oportunidad de aprobar lo que sería el tercer paquete de ayuda masiva para la pandemia. 

Pero de lo que menos le interesa hablar es del próximo juicio de Trump, que introducirá una potencial pesadilla de complicaciones de programación y drama político en un Senado ya tenso. 

En su alocución televisada, Biden no hizo mención al presidente saliente ni a su «impeachment» ni los hechos violentos en el Capitolio la semana pasada.

Pero se centró en «la doble crisis de una pandemia y esta economía a pique», un desafío que superará incluso el que enfrentó como vicepresidente de Barack Obama cuando asumió el cargo a raíz del colapso financiero de 2008.

La pandemia de covid-19 continúa alcanzando nuevos picos, el programa de vacunación se tambalea y se teme que la salida económica del cráter de 2020 pueda retroceder. 

Su propuesta, denominada Plan de Rescate Estadounidense, incluirá una serie de medidas destinadas a revitalizar la primera economía del mundo.

La iniciativa incluye duplicar el salario mínimo a nivel federal a 15 dólares la hora, ayudar a los gobiernos estatales y locales en problemas, reabrir escuelas de manera segura, implementar una campaña masiva de vacunación contra el covid-19 y aumentar el paquete de estímulo que el Congreso aprobó el mes pasado. 

Nancy Pelosi, presidenta de la Cámara de Representantes, y Chuck Schumer, líder de los demócratas del Senado dijeron que comenzarían a trabajar para asegurar el éxito del plan. 

«Nos pondremos manos a la obra para convertir la visión del presidente electo Biden en una legislación que sea aprobada por ambas cámaras y sea promulgada», dijeron en una declaración conjunta.

Biden, que prestará juramento el 20 de enero, también promete acelerar el ritmo de vacunación, con un llamativo eslogan de 100 millones de inyecciones que se administrarán en los primeros 100 días de gobierno. 

El presidente electo dice que quiere abordar todo esto al mismo tiempo, dejando atrás uno de los períodos más oscuros de la historia de Estados Unidos. 

Es una tarea difícil. 

Sin embargo, Biden asume el cargo con una ventaja que no esperaba ni siquiera hace unas semanas: control total del Congreso. 

Las impactantes victorias de los demócratas en las dos elecciones de segunda vuelta del Senado de Georgia, la semana pasada, les dan mayoría, aunque estrecha, en ambas cámaras. 

Esto también ayudará a Biden a que el Congreso le confirme rápidamente el gabinete que ha designado. Ya el 19 de enero el comité de Finanzas del Senado comenzará a analizar la nominación de Janet Yellen como secretaria del Tesoro.

– Un tema ineludible –

Pero el tema ineludible es el juicio político. 

Trump fue acusado en la Cámara de Representantes el miércoles de «incitar a la insurrección» al alentar a una gran multitud de simpatizantes a marchar contra el Congreso el 6 de enero, que entonces certificaba la victoria electoral de Biden. La turba arrasó el edificio del Capitolio. Cinco personas murieron. 

En un escenario soñado por los demócratas, el Senado se habría convocado en una sesión de emergencia para llevar a cabo un juicio relámpago antes del 20 de enero, lo que obligaría a Trump a dimitir. 

Pero el líder de la todavía mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, descartó esa idea, diciendo que no había tiempo para llevar adelante un proceso «justo» con el presidente.

A partir del 20 de enero, McConnell perderá su liderazgo, que pasará a manos del demócrata Schumer.

La declaración de McConnell de que tiene la mente abierta sobre la culpabilidad del mandatario republicano plantea la posibilidad de que Trump aún pueda terminar siendo condenado por una mayoría de dos tercios en el Senado. 

Si es declarado culpable, una segunda mayoría simple de votos sería suficiente para impedir que el magnate inmobiliario intente volver a postularse como presidente en 2024. 

Pero antes de todo eso, los senadores tendrán que hacer malabares para ver cómo logran juzgar simultáneamente a un expresidente republicano mientras cooperan en la agenda del nuevo presidente demócrata. 

Biden está tratando de persuadir a la Cámara Alta para que «se bifurque» y se ocupe de los dos temas de una manera organizada y eficiente, ocupándose «medio día del juicio político y medio día para que mi gente sea nominada y confirmada en el Senado, además de moverse en el paquete (Covid)».