Bosque Diamante: el negocio de los Fountanet

Toluca, México; 24 de abril de 2018. “Ya acabaron con Huixquilucan y ahora quieren hacer lo mismo con Jilotzingo”, dice Rubén Mayén, ex alcalde de este último municipio y comunero del ejido de San Luis Ayucan, mientras voltea a ver a lo lejos hacia el Cerro del Gato, un bosque de encinos que alberga unas mil […]

Toluca, México; 24 de abril de 2018. “Ya acabaron con Huixquilucan y ahora quieren hacer lo mismo con Jilotzingo”, dice Rubén Mayén, ex alcalde de este último municipio y comunero del ejido de San Luis Ayucan, mientras voltea a ver a lo lejos hacia el Cerro del Gato, un bosque de encinos que alberga unas mil 500 especies animales, algunas en riesgo de extinción. En este cerro, a la mitad de él, se construirá un desarrollo habitacional, Bosque Diamante, de la empresa Bosque Avivia y que cambiará todo para siempre porque, para empezar, aumentará en 500 por ciento la cantidad de habitantes de ese municipio.

La tranquilidad de Jilotzingo es uno de los bienes más preciados de los habitantes, quienes a pesar de saber de las intenciones de los fraccionadores, no se imaginan que cada vez que permiten un fraccionamiento en sus tierras están cumpliendo el plan que desarrolladores inmobiliarios para reducir bosques y privatizar áreas gigantescas y que fue trazado hace años, cuando desde un helicóptero tripulado por un miembro de la familia Funtanet, que buscaba terrenos en Huixquilucan para edificar, se dio cuenta de que Santa Fe estaba a 5 minutos de vuelo en Huixquilucan y a 20 de la Zona Esmeralda, en Atizapán de Zaragoza. El proyectado corredor de Santa Fe integra bosques, aguas y tierras comunales que serán parte de una ciudad privada, con acceso sólo para los que puedan pagar por vivir en el Primer Mundo mexicano.

Jilotzingo es un territorio rural de belleza incomparable cuya riqueza se encuentra en sus recursos naturales, sobre todo en el agua y en el espacio para construir sobre tierra casi virgen. Ahí se encuentra la cuenca de la presa de Guadalupe, que da soporte vital a cerca de un millón y medio de habitantes. Pero esa tranquilidad de postal es apenas la superficie de una guerra oculta que se libra entre inmobiliarias y algunos de los pocos habitantes que se han dado cuenta de lo que se les viene encima.

En realidad el progreso encementado ya está ahí. Otros comisariados ejidales han vendido extensos predios y las compañías anuncian, con lonas multicolores, la venta de lotes y excursiones guiadas a las casas-muestra. El tesoro de Jilotzingo es el espacio, la tierra virgen, pero también lo que hay debajo, el agua.

Los caminos de trocha atraviesan el cerro, que desde hace tiempo ha sido aprovechado para construir enormes ranchos en medio de la nada, una nada espléndida; sin embargo, como la hacienda del ex alcalde panista de Naucalpan, José Luis Durán Reveles, rodeada de árboles y cercas, y cuyos techos brillan y la visibilizan incluso desde el municipio vecino, Tlazala, a 20 kilómetros. Esa casa es cuidada por habitantes locales, quienes aseguran que Durán hace mucho no la visita. Sin embargo, para ellos, esa mansión es un símbolo, la representación del bosque que se perderá si no se hace algo.

Una brecha del tamaño de una calle rebana el cerro, de espesura cerrada y silencios sólo quebrados por el ruido de motocicletas de campo-traviesa, cuyas zonas de práctica se ubican al pie de la Sierra de las Cruces, junto a jardines donde se practican juegos de guerra y terrenos alambrados que esperan el arribo de las primeras máquinas. Pero en el corazón del bosque los límites del fraccionamiento ya fueron señalizados por los constructores, que levantaron bardas para cerrar el paso. Hace un mes lo habían hecho y hasta un trascabo dejaron ahí, junto a uno de los perímetros que comenzaron a rodear. Esas bardas aparecieron después destrozadas, cuando los constructores se dieron cuenta de que la organización para oponerse a las obras alcanzaba los 500 militantes.

La Sierra de las Cruces es un bosque de encinos, oyamel y pino de 238 hectáreas, que será arrasado por una constructora que proyecta un fraccionamiento de interés medio. Se trata de Bosque Diamante, consecuencia también del desarrollo habitacional del municipio vecino, Atizapán de Zaragoza, donde proyectos súper exclusivos han rebasado límites geográficos y empresas han volteado a ver los bosques.

El Cerro del Gato será devastado para tal obra pero, además, pasará una autopista construida por la cuestionada empresa OHL que conecta Atizapán con Atlacomulco. Como invitados de piedra, hace mucho que están instalados algunos colegios exclusivos, como el Sierra Nevada y, en un castillo de película, el La Salle Esmeralda. La gran plusvalía de las tierras de Jilotzingo no beneficia en nada a los habitantes, forzados a vender o a desalojar sus propiedades para dar paso a este tipo de desarrollos.

Bosque Diamante es un proyecto inmobiliario que costará 776 millones 83 mil pesos y que construirá viviendas para 85 mil 336 personas, autorizado en el municipio sobre 2 millones 380 mil 496.2 metros cuadrados que serán talados para que se construyan 19 mil 985 viviendas con un costo de entre 600 mil y un millón 700 mil pesos cada una, además de una zona comercial que abastecerá las necesidades de esa población. No forma parte del corredor de Santa Fe pero sí de las propiedades que lo integrarán en algún momento.

Este proyecto tiene como dueños a Ricardo Funtanet Mange y al notario número 44 en Tecamachalco, Estado de México, Alejandro Eugenio Pérez Teuffer Fournier, dice la página 30 de la Gaceta de Gobierno del Estado de México, del 1 de agosto de 2017, en el mismo documento en el que la Secretaría de Desarrollo Urbano y Metropolitano respondió a la petición en la que solicitaron permiso para construir el “Proyecto de Conjunto Urbano de tipo mixto (habitacional medio, comercial y de servicios)”.

Por medio de la Dirección General de Operación Urbana, la secretaría expidió una Constancia de Viabilidad con oficio 224020000/1443/2017, fechado el 19 de mayo de 2016, porque todas las opiniones técnicas fueron positivas. Esto consta en el oficio HAJ/P.M./029/2017, del 19 de enero de 2017. Además, el 13 de abril de 2017 se entregaron los planos de lotificación autorizados por la Secretaría de Desarrollo Urbano estatal.

Este complejo habitacional cambiará para siempre la geografía y población de Jilotzingo, que hoy tiene 19 mil habitantes, según datos del INEGI en 2015, pues los quintuplicará. Eso generará afectaciones en todos sentidos, incluyendo los ecológicos y hasta los electorales. Además, el costo de la nueva supercarretera, que al principio presupuestó 5 mil 860 millones de pesos por 74 kilómetros y cuatro carriles, se ha incrementado en 62 por ciento hasta alcanzar 9 mil 500 millones de pesos.

Quienes construyen Bosque Diamante no perdieron tiempo. Los lineamientos municipales que no pudieron ser cubiertos fueron modificados. Así, se cambió la densidad, que antes del proyecto era de 3 viviendas por hectárea y que ahora será de 90; es decir, una casa cada 119 metros cuadrados, o 28 habitantes por metro cuadrado. Según la Normatividad de Uso de Suelo, de las 238 hectáreas que componen el fraccionamiento 172 serán para construcción y tendrá 358 habitantes por hectárea.

También se modificó el coeficiente de ocupación, el de utilización y de altura de edificaciones sobre los predios mediante los oficios HAJ/DDU/CUS/003/2016 y HAJ/DDU/CUS/004/2016, del 12 de julio de 2016, y complementados por el oficio No. DDU/046/2017, del 21 de junio de 2017, así como el DDU/046/2017, del 23 de junio de 2017. Funtanet y Pérez Teuffer se acreditaron con la representación legal de la constructora que hará ese trabajo, Bosque Avivia 58, SA de CV, constituida el 8 de noviembre de 2016.

El cambio de uso de suelo de esos terrenos forestales ocurrió el 9 de diciembre de 2016. Estos y otros ajustes fueron aprobados en menos de un año. Entre todo esto, el asesinato del alcalde panista de Jilotzingo el 22 de abril de 2016, Juan Antonio Mayén Saucedo, acribillado cuando circulaba con sus escoltas en una carretera de Naucalpan, levantó sospechas de otra índole entre los comuneros, ahora que saben que su cerro está condenado.

El presidente apenas tenía cinco meses al frente del municipio y desde el principio se relacionó con el narco, pues hay zonas donde se siembran mariguana y amapola. O eso se creyó, porque el edil había denunciado una extorsión días antes. Incluso había un señalado, Rodolfo Olivares Aguirre “El Bruja”, un ex regidor del PRD y líder de la banda de Las Brujas, asesinado dos meses antes de la muerte del alcalde y a quien se le ubicaba como financiador de la campaña de Mayén Saucedo. Las Brujas estaban relacionadas con el cártel de la Mano con Ojos y Rodolfo Olivares era el encargado del trasiego de droga entre esa zona y el norte del país. Otras fuentes lo relacionaban con la Familia Michoacana.

Al final, el alcalde que lo reemplazó facilitó los trámites para las obras, según comuneros afectados. Jilotzingo verá diezmados sus recursos naturales, los propios bosques de encinos, pero también las reservas de agua que por ahora explota, discretamente, la empresa Pietra Santa que hace poco tiempo compró un terreno con un ojo de agua que se derramaba sobre los bosques.

El complejo Pietra Santra es enorme y opera con bajo perfil, sin anuncios ni publicidad, en una zona afectada por la violencia debido a la instalación de narcolaboratorios que ha derivado en patrullajes militares, pues también se practica la tala clandestina. Habitantes de San Luis Acayucan pidieron explicaciones al ayuntamiento de Jilotzingo cuando se dieron cuenta del proyecto, el 25 de septiembre de 2017, porque esa comunidad, a pesar de contar con pozos de agua, presentaba carestía inusitada desde que los encargados del proyecto de construcción comenzaron a extraer líquido. 

El Ayuntamiento respondió que el responsable de autorizaciones y permisos era el gobierno del Estado de México desde la Secretaría de Desarrollo Urbano, pero también minimizó las preocupaciones argumentando inocentemente, pero con dolo y negligencia, que “a la fecha existen asentamientos humanos dentro del área natural protegida conocida como Parque Otomí Mexica, lo cual ha provocado la deforestación de dicha zona, por lo que respetuosamente considero que no hay congruencia entre su preocupación de que en propiedades privadas como lo es el Conjunto Urbano ‘Bosque Diamante’ exista una zona arbolada y descuido o desinterés por las zonas protegidas por Ley, es importante mencionar que las situaciones anteriormente mencionadas no son provocadas por la presente administración, son un hecho que históricamente ha sucedido”.

Según Juan Ricardo Rojas Torres, quinto regidor, el fraccionamiento Bosque Diamante será abastecido de agua proveniente del Sistema Cutzamala y rechazó que hubiera un pozo excavado ex profeso. Después, habitantes del municipio enviaron al entonces gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, una solicitud de cancelación de Bosque Diamante aludiendo, entre otras cosas, que generaría 120 toneladas por día de basura y 8 mil metros cúbicos por día de aguas negras, pero no pasó nada.

En realidad, el ayuntamiento de Jilotzingo dio visto bueno a la obra, como consta en la Gaceta del Gobierno del primero de agosto de 2017, donde se apunta, en la página 31, “Que el Municipio de Jilotzingo, a través de la Presidencia y de la Dirección de Desarrollo Urbano, mediante oficio No. HAJ/P.M./029/2017 de fecha diecinueve de enero de dos mil diecisiete, emitió su opinión favorable para que se desarrolle el proyecto de conjunto urbano que nos ocupa”, además de ser gestor en procesos administrativos ante el gobierno del estado.

Asimismo, la Comisión Nacional del Agua y la Comisión del Agua del Estado de México avalaron los estudios técnicos para el trazo de escurrimientos de agua naturales, y el Estado de México emitió resoluciones favorables de impacto ambiental desde las secretarías respectivas. El fraccionamiento proyectó la construcción de 9 jardines de niños, 9 primarias, 7 secundarias, jardines, área deportiva y de juegos infantiles, así como una guardería, todo dentro de un programa arquitectónico que incluye diseño de áreas verdes y plazoletas. Hubo un intento de modificar el Plan de Desarrollo Urbano Municipal desde 2008, que cambiaba el suelo a la denominación de “bosque no protegido”, pero los pobladores se opusieron e interpusieron un amparo.

En el periodo 2009-2012 hubo una consulta ciudadana y el uso de suelo fue modificado, con lo que se permitió una densidad de 3 viviendas por hectárea, que para esta fecha ya ha sido alterada sin mediar una consulta ciudadana.

 

 

“Tú no entiendes, presidente”

 

El ex alcalde de Jilotzingo, Rubén Mayén, es parte de la defensa del territorio afectado, pero no es nuevo en eso. Ya ha enfrentado antes a invasores e incluso detuvo un proyecto que hace años intentaba lo mismo, en otra de las montañas del municipio.

– En mi campaña para la alcaldía me di cuenta de que había algunos representantes de empresarios siguiéndome. Me los presentaron y nada más ganar, llegaron a mi oficina, a los tres días y desplegaron un mapa enorme que cubría toda la mesa. Me dijeron que ése era su proyecto, y que pidiera lo que yo quisiera a cambio de la autorización. Les dije que no.

– Tú no estás entendiendo, presidente- me dijeron- esta es una obra en la que Enrique Peña Nieto tiene intereses y no puedes pararla de ninguna forma.

Pero Mayén se mantuvo firme, a pesar de la amenaza presidencial y aquel desarrollo inmobiliario no se logró, a pesar de las presiones y cobardía hasta de su propio cabildo. Sin embargo, ese no fue el mayor problema que enfrentó en su administración. Un inversionista estadounidense, dueño de la empresa Confinam, abrió un relleno sanitario entre los bosques, para confinar ahí basura hospitalaria contaminada, sin ningún tipo de tratamiento previo ni permisos oficiales. Esto comenzaba a contaminar mantos acuíferos y hasta un lago cercano, parte de una zona de recarga del acuífero Cuautitlán-Pachuca. Las aguas sucias desembocaban en un río que terminaba en la presa Madín. Clausurado aquel vertedero en 2008, Mayén advirtió desde entonces que la amenaza de fraccionadores siempre pesaría sobre el municipio y Bosque Diamante, años después, lo confirmó.

 

 

Los amigos de Enrique

 

Fraccionar en Jilotzingo tiene una razón de ser. Bosques, recursos y agua están considerados en la ecuación de negocios de los constructores, que hace años desarrollaron un megaproyecto en el superclúster de Santa Fe, en la Ciudad de México, a 5 minutos en helicóptero de Huixquilucan y a 15 ó 20 de la Zona Esmeralda, en Atizapán de Zaragoza, y que en la administración del presidente panista Felipe Calderón fue justificada en privado como parte del programa México 2030, Proyecto de Gran Visión, que privatiza desde entonces sectores estratégicos y los bienes públicos. Para completar ese corredor se necesitan 550 hectáreas que comunican directamente con Interlomas, en Huixquilucan, y que representan la mitad de las hectáreas del ejido de San Luis Ayucan.

Los dueños de Bosque Avivia, Ricardo Funtanet Mange y Alejandro Eugenio Pérez Teuffer Fournier, se ubican en otras ligas. Ricardo es hermano de Francisco Funtanet, un empresario millonario que encontró en la política y las relaciones con el grupo del presidente Peña una veta inagotable de negocios inmobiliarios. Francisco fue diputado, secretario de la Confederación de Cámaras Industriales y secretario estatal de Desarrollo Económico y fue acusado, en 2013, de defraudar a más de mil 200 familias, quienes compraron una casa de interés social en el fraccionamiento Colinas del Sol, construidas por la empresa Profusa porque las viviendas se caen a pedazos. Otro hermano, Pablo, fue uno de los principales patrocinadores de las campañas de Peña, en el 2005, cuando ganó la gubernatura del Estado de México.

La riqueza de los Funtanet es incalculable como lo atestigua el fraccionamiento Bosque Real, considerado el mayor desarrollo residencial de todo Latinoamérica, dirigido a quienes tienen un ingreso anual de 60 mil dólares. Después de disputas con constructores, Carlos Slim rescató ese desarrollo mediante un préstamo para que las 575 hectáreas que ocupa en Huixquilucan recuperaran su viabilidad.

Bosque Real es parte del corredor de Santa Fe, tierras privatizadas destinadas para fraccionamientos y oficinas corporativas que atraviesan la miserable zona mexiquense de Huixquilucan y se adentran hacia el bosque, sobre la Sierra de las Cruces, con dirección a Jilotzingo.

“Es una especie de municipio, una ciudad dentro de la ciudad”, explica Pablo Funtanet Mange, presidente del desarrollo e hijo del fundador. Bosque Real se concibió como un paraíso que albergaría de 55,000 a 80,000 habitantes, aislado del tránsito y el hacinamiento capitalino, rodeado por áreas verdes y como un lugar en el que todos los servicios públicos, desde la seguridad hasta el agua, la electricidad y el transporte público, los proveerá la compañía Servicios Bosque Real.

“Ni la policía puede entrar. La propuesta incluye dos campos de golf, con un costo de 250,000 dólares por acción, dijo Funtanet; la casa club más grande del mundo y una plaza ecuménica en la que se construirían iglesias de cinco religiones. Con el tiempo llegarán escuelas, centros comerciales, universidades y corporativos.

“No es un lugar de paso; es un lugar de destino”, dice Funtanet, cuyo padre, fallecido en 2005, fundó el proyecto junto a Gaspar Rivera Torres. El catalán Pablo Funtanet Martí creó Reino Aventura a principios de los 80, fue inversionista en Bonafont y vendió el tequila Don Julio a Seagram. Rivera Torres, constructor del centro comercial Mundo E, en el norte del DF, está detrás de éxitos inmobiliarios como Hacienda Las Palmas, Interlomas, Tecamachalco, La Herradura y Lomas Country Club, todos aledaños a Bosque Real”, dice una entrevista de la revista Expansión.

Allí, en ese corredor, todos están metidos, desde Arturo Montiel hasta el ex obispo Onésimo Cepeda, incluso con Angélica Rivera, esposa de Peña Nieto. “Otro vínculo se ubica con la madre de la actriz, de nombre María Eugenia Graciela Hurtado Escalante, quien de la información ubicada en fuentes abiertas se desprende que, en el año 2010, durante la gestión de EPN como gobernador del Estado de México, lo representaba en diversos actos de carácter político. Renta un inmueble ubicado en el fraccionamiento Huixquilucan Country Club propiedad de Pablo Funtanet Real.

”La familia Funtanet que está integrada por Pablo Funtanet Martí, Pablo Funtanet Mangué, Pablo Funtanet Real, empresarios dedicados al ramo de la construcción, destacándose que Pablo Funtanet Mangué es accionista de una empresa con razón Social Inverfusa, S.A. de C.V. persona moral que a su vez participa en la empresa Consorcio Inmobiliario Lomas, S.A. de C.V. y es la constructora del fraccionamiento Lomas Country Club”, dice el blog Los Negocios Sucios de Peña Nieto”, que recopila todas las relaciones empresariales del mandatario mexicano.

Ni siquiera el repaso superficial por la historia de los Funtanet evita detalles. Siempre involucrada en escándalos, en 2006 uno de sus escoltas fue acusado de asesinar a Luis Alfonso Belmar, en un incidente en la Ciudad de México del que se libraron en una hora cuando acudieron al ministerio público para declarar.

Por su lado, el otro dueño es el notario Alejandro Eugenio Pérez Teuffer Fournier fue quien validó el testamento de Moisés Mansur Cysneiros, operador financiero del ex gobernador de Veracruz, Javier Duarte, en 2006. Pérez es el notario de los supermillonarios, de los políticos con poder político y decisión sobre vidas, real y tangible, así como de los bancos mediante los cuales operan, como Banorte. Ha hecho de la fedatación un negocio muy particular que siempre favorece a quien más poder y recursos tiene.

En 2009 el gobierno del Estado de México le entregaba a Pérez la devaluada Presea Estado de México, en la categoría de Mérito Cívico. Este ciudadano ejemplar, desde la distinción que le hizo la administración de Enrique Peña, firmó como fedatario en las escrituras públicas presentadas para acreditar la posesión de las mismas a otros dueños, que pretenden quitar la propiedad a comuneros de Mazatla que se defienden del despojo.

En realidad esta tierra, que formó parte de la hacienda de Apaxco, casi siempre ha estado en disputa. Zona con una fuerte influencia zapatista, se le conocía como Morelos Chico, aunque fue tierra de nadie durante la Revolución. Durante muchos años los ejidos funcionaron adecuadamente, pero a principios de 1980 apareció un hombre, Francisco Rojas Pinedo, quien se presentó ante los comuneros como dueño de la hacienda de Apaxco. Una serie de levantones contra los dueños originales colocó a Rojas, desde la violencia, en una posición de poder que por algunos años mantuvo un estatus quo hasta que en el año 2000 la esposa de Rojas, Alicia Alcaraz Villatoro demandó a los comuneros para encarcelarlos. El pleito ha durado años. Todavía, la última detención se registró el 7 de junio de 2016, cuando a seis campesinos los detuvieron agentes del ministerio público de Nicolás Romero, en el Estado de México. Fueron liberados 48 horas después porque nadie ratificó aquella denuncia pero el mensaje había llegado a donde querían que llegara y muchos campesinos dieron por perdidas las tierras del Cerro del Gato. Apenas el 16 de marzo de 2017 los comuneros fueron informados por la policía estatal de una carpeta de investigación abierta en su contra por invadir propiedad ajena, aunque un plano certificado por el Registro Agrario Nacional avalaba el derecho de posesión. Desde entonces se espera la resolución que determine de quién es Cerro del Gato, aunque los comuneros saben que les pertenece a ellos.

Francisco Rojas es un fraccionador profesional con actividad empresarial. Es dueño de Valle Escondido, un complejo residencial de superlujo en Atizapán de Zaragoza, construido en 1975 junto con José Gómez Cañibe, al que dotaron de un club deportivo y un campo de golf para que Carlos Hank, como gobernador de la entidad, lo inaugurara.

Rojas ha generado una disputa permanente con los ejidatarios de la región, como los de Mazatla, Jilotzingo, a quienes ha intentado despojar de 36 hectáreas para construir un fraccionamiento residencial y un campo de golf desde hace tres años, a partir de planos falsos.

– Para nosotros Francisco Rojas es un fantasma- dice Rubén Mayén, sin perder de vista que ese espanto es capaz de quitarles sus tierras con la mano en la cintura.

 

 

Para empezar, los ecosistemas

 

Rica en recursos naturales, la cuenca de la presa de Guadalupe presenta, sin embargo, problemas de seguridad y contaminación de cuerpos de agua derivado de los cambios de uso de suelo que obedecen a la construcción de la autopista Atizapán-Atlacomulco.

Así, aunque hay pocas fuentes de empleo porque la mayor parte de quienes trabajan lo hacen en la Ciudad de México, los recursos naturales lo convierten en un destino turístico potencial, como de hecho quieren posicionarlo algunos habitantes.

El bosque resulta fundamental para el ecosistema local, pero también para la Zona Metropolitana del Valle de México y la capital del país, pues funciona como almacén de bióxido de carbono que capta y filtra agua, con lo que evita fenómenos de erosión. Es, también, refugio de más de mil 500 especies de plantas y animales, muchas de ellas catalogadas en riesgo. Entre ellas, destacan el ajolote de las montañas, la culebra de agua, la salamandra pinta, la codorniz coluda neovolcánica, el gorrión serrano, el camaleón y la lagartija cornuda.

En lo que se refiere a las plantas, el laurel silvestre y el madroño borracho se verán amenazados. La pérdida de 238 hectáreas de bosque tiene repercusiones muy concretas, porque los 100 mil 200 árboles que serán cortados dan oxígeno diario para más de 4 mil 284 personas; almacenan más de 28 mil 560 toneladas de bióxido de carbono, pero se dejarán de absorber 2 mil 900 millones de litros de agua cada año.

A pesar del aumento poblacional en los últimos años, Jiltozingo ha recuperado su bosque, según gráficas elaboradas con información del Instituto de Geografía de la UNAM, pero esto no será posible si se instala Bosque Diamante. Ambientalistas y geólogos señalan que el Sistema Cutzamala está por colapsar y los manantiales de Jilotzingo presentan escasez, aunque en la región hay 80 manantiales registrados ante la Conagua.

Por otro lado, la cuenca de Guadalupe está clasificada como una zona de atención prioritaria desde el Modelo de Ordenamiento Ecológico del Territorio del Estado de México, que según la Gaceta del Gobierno del 27 de mayo de 2009 “establece cuatro políticas ambientales a saber, la protección, conservación, restauración y el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales” y se promoverá la conservación “en aquellas regiones en las cuales los ecosistemas se encuentren significativamente alterados por el cambio de uso de suelo derivado de actividades humanas o factores naturales, se permitirá, con restricciones, la instalación de infraestructura agrícola, pecuaria, hidroagrológica, abastecimiento urbano o turística que garantice el beneficio ambiental y social de la región, previo cumplimiento del procedimiento de evaluación ambiental”.