Pobre del esclavo, que queriendo liberarse solo cambia de amo

Pobre del esclavo, que queriendo liberarse solo cambia de amo
El que pasará a la historia como el peor presidente del CDE es Erick Sevilla, que entregó sin resistencia el Comité Directivo Estatal

La serie de cambios en el PRI Estado de México evidencian el grado de descomposición al interior del partido que gobernó en la entidad durante 94 años.

Es cierto, aún no desaparece, pero va que vuela a una reducción humillante, tal y como pasó en la Ciudad de México a manos de los correligionarios de AMLO. Por cierto, en esa otra historia, los mexiquenses César Camacho y Alfredo del Mazo González tuvieron un triste papel.

Pero volviendo al Estado de México, como si fuera una obra en tres actos, primero se hizo público que el exgobernador apoyaría —con todo y hasta donde tope— a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum.

En el segundo acto, se denunció en medios que por teléfono se corrió a los operadores del PRI que estaban contratados como delegados, asegurándoles una amarga navidad sin el pago de prestación alguna.

En el tercero, en una publicación en la red social X se hizo pública la renovación de la dirigencia estatal, así en la oscuridad y de la manera menos democrática, la base de ese partido es lo que menos importa, ¿para qué consultarla?

Como gran final y a cambio de un nombramiento inventado que después se puede canjear por una diputación plurinominal, el que pasará a la historia como el peor presidente del CDE es Erick Sevilla, que entregó sin resistencia el Comité Directivo Estatal.

La tragicomedia del PRI Edomex comenzó, sin embargo, cuando formó parte de la entrega de sus principios ideológicos a cambio de una alianza con sus adversarios del PAN y PRD, buscando resultados pragmáticos, obtuvo derrotas reales y dolorosas de largo plazo, así traicionó su historia.

Candorosas resultan ahora las declaraciones y comentarios de que ya no había primer priista al que obedecer después de perder la gubernatura del Estado, en los hechos quedó demostrado que el mandamás de las élites partidistas es Alejandro Moreno, autoapodado «Alito», solo resta decir: «Pobre del esclavo, que queriendo liberarse solo cambia de amo».

Felices fiestas y ánimo a la militancia del PRI, ustedes no fallaron, los que traicionaron ideológica y políticamente fueron los de arriba, es tiempo de renovarse.