Toluca, México; 29 de marzo de 2018. Poner un alto a las obras de construcción del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAICM) podría resultar contraproducente, pues detener la operación costaría un total aproximado de 120 mil millones de pesos, además de que pondría en juego futuras inversiones de capital extranjero en el país, aseguran especialistas.
Durante una conferencia el pasado lunes, presentada por el vocero de la Presidencia de la República, Eduardo Sánchez, y por el director general del Grupo Aeroportuario de Ciudad de México, Federico Patiño, la decisión de concluir la obra y poner en marcha las operaciones aéreas programadas para el año 2020 vela por los intereses económicos del país y de los trabajadores que tanto en este momento han sido contratados para concluir con éxito el nuevo aeropuerto como de los que podrían emplearse una vez terminada la obra, además de procurar beneficios en materia financiera a largo plazo.
Los representantes de la institución y de la empresa defendieron y justificaron el proyecto del NAICM luego de las críticas emitidas por distintos actores políticos, ente los que se encuentran el candidato a la presidencia por la coalición Juntos Haremos Historia, Andrés Manuel López Obrador, y Javier Jiménez Espiriú, encaminado hacia la Secretaría de Comunicaciones y Transportes para el triunfo de Obrador, quienes han señalado, por un lado, la inapropiada selección de espacio para el aeropuerto como el carácter conflictivo de las operaciones aéreas junto a la base de Santa Lucía.
Por su parte, Sánchez y Patiño garantizan que el NAICM cumple con los más altos estándares de calidad en materia de construcción, medio ambiente, transparencia e inversión financiera y que conducir al éxito la construcción del aeropuerto no puede sino producir beneficios al país, específicamente en materia económica. No obstante, Obrador y Espiriú han señalado que el territorio del Lago de Texcoco representa una amenaza contra la integridad del complejo aeroportuario, pues la inestabilidad del suelo pone en riesgo el producto final de las costosas inversiones que hoy están fundando al NAICM.