Casa de otros

  Una terrible enfermedad se llevó prematuramente –apenas había rebasado la treintena de años– a Ezio Comparoni, conocido bajo el seudónimo de Silvio D’Arzo, en 1952. No obstante, aunque breve, su obra está considerada entre las más importantes de la literatura italiana del siglo XX; no en balde Rodolfo Macchioni Jodi afirma que “temas tan […]

 

Una terrible enfermedad se llevó prematuramente –apenas había rebasado la treintena de años– a Ezio Comparoni, conocido bajo el seudónimo de Silvio D’Arzo, en 1952. No obstante, aunque breve, su obra está considerada entre las más importantes de la literatura italiana del siglo XX; no en balde Rodolfo Macchioni Jodi afirma que “temas tan antiguos como el mundo, como la pena de vivir y el hombre ante la muerte, en ‘Casa de otros’ hallan una medida de expansión única, solamente posible cuando la naturaleza del artista, que no se deja seducir por las fáciles seducciones dramáticas ni por la oratoria de tonos truculentos, hallan en sí mismos la más genuina fuente de humanidad y de emoción”.

Y justamente quiero hablar de “Casa de otros y algunos relatos”, apenas cuatro narraciones (incluida el que da título al libro, el más extenso también) que dan cuenta cabal de las influencias en este italiano: Flaubert, Stevenson, Conrad, Maupassant, Kipling y, en particular, Hemingway y Henry James. De ellos extrajo la poderosa voz con que están construidas sus narraciones, pero sobre todo sus diálogos, con ese juego “de rompimientos y de ritmos”, enmarcados por esa época –la de la posguerra– que le toco vivir.

Desde luego, su obra más importante es “Casa de otros”, cuento publicado póstumamente y que fue calificado por el Premio Nobel de Literatura Eugenio Montale como “un relato perfecto”, con el cual “Silvio D’Arzo nos conduce con elegante y enigmática simplicidad al corazón de un drama a la vez íntimo y universal”. ¿Qué se podría agregar a eso?