Hace 5 meses de todo esto. Se mueve. La sensación se parece a tener dentro un ser humano. Ninguna burbuja. Unas manos o una cabeza dando golpecitos en tu útero, girando. Una persona pequeña viviendo dentro de ti. Lo simbiótico empieza mucho antes de nacer, lo sé porque puedo adivinar sus giros antes de que los haga, su posición, que está durmiendo.
Me ha crecido el vientre mucho más que el resto del cuerpo, si me ves sentada no adivinas que estoy embarazada. Pero tengo más culo y muchas más tetas. Lo de las tetas me ha puesto muy contenta, grandes, redondas, contundentes. Me gustan a mí más que a nadie. Me divierte adivinar ya su cambio, el alimento que albergan, lo que van a adelgazar en años cuando vuelva a ser flaca.
Desde que estoy embarazada de un niño sabemos que es un niño. Nahla e Ivan los primeros. Ivan me lo dijo hace mucho, antes de darme un beso. “Hay un bebé que quiere venir, es un niño.” “Es un niño mami.” Me he hecho las ecografías que he querido, sin protocolo. Dos. La primera para asegurarme de que había un bebé y no estaba muerto, la segunda para saber su sexo.
Volvimos a la isla favorita porque me quedé embarazada nada más llegar a un monte donde se puso a nevar. Como teníamos preparada una gira la hicimos, él hacia un lado yo hacia vosotros. De ese monte me fui mucho antes. Yo creo que de todos el más canario es el último, que nos devolvió tan pequeño a todos a las Afortunadas.
No sabemos cómo se llama. Imagino que un día inventaremos a alguien que nos lo diga; le cuesta creer al nuevo cerebro que sea el gestado quien elija su propio nombre, aunque así sea.
Dice Michel Odent que cuando llega a una casa y la mujer de parto está encerrada en el cuarto de baño, es una buena señal. Como en cinco meses no hemos tenido nido, me he imaginado tranquila pariendo en el baño de cualquier amiga. No necesito velas, ni músicas, ni gente que me diga cómo respirar, necesito intimidad, poca luz, un rinconcito, estar tranquila y que me dejen parir en paz.
El primer embarazo lo viví con miedo. Desinformada. Lo aprendí todo después, con Nahla en los brazos. El segundo lo despedí en un bosque. El tercero lo estoy tocando con las manos ahora.
Hace cinco meses de todo esto. No esperamos nada. Lo estamos gestando todo.