Antonio Lara Duque, abogado y fundador del Centro de Derechos Humanos Zeferino Ladrillero, estuvo con nosotros en la cuarta emisión de la Entrevista AD y abordó el tema de la crisis del agua en el Estado de México.
La entidad mexiquense y la Ciudad de México son consideradas la Megalópolis por su desarrollo urbano unido. Para la construcción y realización de casas, comercios, desarrollos carreteros e industria es necesario contar con agua.
El problema es la sobreexplotación en la gran cuenca del Valle de México. Actualmente, diversas disputas se registran en la región entre comunidades y ayuntamientos por el control del agua.
«Los sistemas comunitarios de agua parten de algo muy elemental: si tienen agua sus pueblos es porque esos pueblos metieron el agua«.
Lara Duque explicó que a pesar de que los pueblos tienen derecho al agua, los municipios necesitan su control para concederla a los intereses privados.
El pronóstico social es que en el corto plazo esto será un gran problema, al menos en las regiones donde el desarrollo rapaz se ha enfocado. En el norte del Estado de México y en el Valle de Toluca es donde se concentran grandes proyectos de inversión.
«Los sistemas comunitarios sí son una alternativa real para la administración sustentable del agua«.
Explicó que esta administración del agua entrará en disputa con la lógica de lucro que tienen esencialmente los sistemas municipales.
Además, si la oferta de agua baja y la demanda sube, el problema se agravará; habrá problemas sociales, económicos y políticos de importancia.
¿Hay solución para la crisis de agua?
«Sí la hay, pero con un enfoque diferente«, afirmó Lara Duque.
De acuerdo con el abogado y defensor de derechos humanos, para resolver la crisis del agua en el Estado de México se requiere de un control ciudadano.
Campañas que invitan a la población a bañarse menos y ocupar menos agua son «absurdas» cuando la mayor extracción de agua es industrial. En ese sentido, el problema es el modelo, la estructura no sustentable, y hay quienes la defienden desde su privilegio.
Aunque resaltó que cualquier sector social puede vivir las consecuencias de la crisis del agua, porque «vivimos en el mismo planeta».
«Desde pueblos y organizaciones lo que queremos es dignidad en nuestra vida«.
La labor de los defensores (y comunidades) es insistir en la discusión pública en defensa del líquido vital.
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