La crisis hídrica del Edomex hará que la gobernadora Delfina Gómez pida al Gobierno federal la revisión de las concesiones de agua

En miles de hogares mexiquenses no hay ni gota del vital líquido
enero 16, 2024

La crisis hídrica que padece el Estado de México induce, inevitablemente, a que la gobernadora Delfina Gómez pida al Gobierno federal la suspensión temporal o cancelación definitiva, según amerite el caso, de las concesiones —para la explotación, embotellamiento y venta de agua potable— entregadas a empresas nacionales y extranjeras que recogen ganancias de cientos de millones de dólares, mientras en miles de hogares mexiquenses no hay ni gota del vital líquido.

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Es un absurdo que empresas como Bonafont en el Valle de Toluca extraigan el agua, la embotellen y la coloquen en el mercado hasta en 15 pesos por litro. Su margen de utilidad es brutal, pagan centavos y venden en decenas de pesos. Lo peor es que explotan y comercializan un recurso natural no renovable y que es escaso. Todo pasa frente a las narices de las autoridades y no hacen nada.

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Otro caso emblemático de ese surrealismo sucede en Soyaniquilpan con la empresa gringa Niagara Bottling, abierta en 2019 gracias a la concesión entregada por el Gobierno federal, encabezado entonces por Enrique Peña Nieto. Procesa casi 500 millones de botellas de agua por año y un gran porcentaje de esa producción la envía al extranjero. En otras palabras, literal, se lleva nuestra agua para venderla en otros países y ganar muchísimo dinero. Es atroz lo que pasa.

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Quien trajo a esa empresa al Estado de México y dio todas las facilidades fue nada menos que el entonces secretario de Desarrollo Económico y hoy diputado local, Enrique Jacob. Debería explicar cuál fue su razonamiento para promoverla y qué ganó la entidad. Allí algo huele mal y debería revisarse también la actuación del gobierno panista de Soyaniquilpan en 2019.

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El secretario ejecutivo de la Junta General del IEEM —órgano administrativo—, Francisco Javier López Corral —el Fidel Velázquez de nuestro OPLE—, no entiende que el Estado de México cambió, que no es el mismo de hace casi 30 años, cuando lo colocaron allí para controlar, a través del manejo presupuestal, al árbitro electoral mexiquense. Está amohinado y busca, no quien la hizo, sino quien se la pague y parece que la ha emprendido deslealmente en contra de la presidenta Amalia Pulido. La conspiración está en marcha.   

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