■ Un amparo que no despeja dudas;
■ Instituciones que se apagan sin duelo;
■ El poder se mide por prioridades.

¿A qué teme Manzur?
El expediente 1305/2025, radicado en el Segundo Juzgado de Distrito en Materia Penal con sede en Toluca, revela más por lo que no resolvió que por lo que avanzó. José Manzur Quiroga promovió un amparo indirecto para contener posibles actuaciones penales atribuidas al Centro de Justicia Penal Federal en la Ciudad de México, con sede en el Reclusorio Sur, y al Juzgado de Control del Distrito Judicial de Toluca. El 17 de diciembre, ambas autoridades rindieron sus informes justificados y negaron los actos reclamados. El juez no dio el asunto por concluido: abrió un plazo de ocho días para que las partes se pronuncien y encauzó el caso hacia la audiencia constitucional. En términos simples, el intento de cerrar el frente judicial no prosperó. El expediente sigue activo, el nombre permanece registrado y la estrategia legal no logró disipar la inquietud que la originó. Cuando alguien acude al amparo antes de que la historia esté clara, la pregunta no es qué niegan las autoridades, sino qué busca evitar el promovente.
**

El silencio de Pastor
Desde su liberación, tras pasar cinco días recluido en el penal de Almoloya, Isidro Pastor desapareció por completo de la escena pública. Su cuenta de Facebook quedó inactiva y la videocolumna diaria que difundía bajo el título “Nuevo Orden Social” simplemente dejó de existir. No hay mensajes, no hay reapariciones, no hay explicación. En política, el silencio no siempre es prudencia: a veces es repliegue forzado. Celebrar la desgracia ajena no solo es éticamente pobre, también es intelectualmente inútil. Pastor está hoy donde lo colocaron sus propios actos y decisiones, no una conspiración abstracta ni una mano invisible. Lo deseable no es su escarnio, sino que el proceso siga su curso y se resuelva conforme a la ley y la justicia, sin atajos ni indulgencias. El retiro abrupto dice más que cualquier defensa improvisada: cuando el discurso se apaga de golpe, suele ser porque la realidad dejó de ser controlable.
**

Nadie llorará por el IEEM
En el debate sobre la reforma electoral hay una coincidencia que avanza sin resistencia visible: la desaparición de los OPLES y la absorción de sus funciones por el INE. En el Estado de México, eso coloca al IEEM en una ruta clara hacia la extinción administrativa. Se discuten razones técnicas, financieras, operativas y políticas, como si ese fuera el corazón del asunto. No lo es. Lo verdaderamente revelador es otra cosa: a la inmensa mayoría de los casi 13 millones de votantes mexiquenses, el destino del IEEM les resulta perfectamente irrelevante. No hay marchas, no hay pronunciamientos ciudadanos, no hay conversación pública sostenida. La autoridad electoral local se apaga sin escándalo, porque nunca logró convertirse en algo que la gente sintiera propio. Cuando una institución democrática muere sin ruido, el problema no es solo quién la elimina, sino para quién dejó de significar algo hace tiempo.
**

Hay que estar muy zonzo para creer a Massive Caller
Hay abundante evidencia pública para sostenerlo sin rubor: Massive Caller no mide, fabrica climas. No es una discusión técnica de salón universitario, es la reiteración de chapuzas conocidas: levantamientos telefónicos sin control verificable, muestras que nadie audita, resultados que se acomodan con puntualidad sospechosa a las necesidades del cliente en turno. Aun así, ahí están, circulando en medios y redes como si fueran oráculos. Creerles no es ingenuidad metodológica, es renuncia voluntaria al criterio. Sus encuestas funcionan como propaganda de bajo costo intelectual, útiles para alimentar egos, justificar narrativas y sostener el onanismo electoral de quienes confunden percepción con realidad. No informan al ciudadano, lo empujan. Y cuando la estadística se usa para simular consenso, deja de ser herramienta democrática y se convierte en ruido interesado, repetido hasta que alguien decide no pensar.
**

La jerarquía real del poder
El desafío central de Morena en el Edomex no está donde más ruido se hace, sino donde más pesa el tablero nacional: ganar los 40 distritos federales, el carro completo, para aportar músculo legislativo a la 4T en la Cámara de Diputados. Ese es el objetivo estratégico. El segundo —no menor— es retener el control del Poder Legislativo local, donde se decide presupuesto, reformas y gobernabilidad cotidiana. Los ayuntamientos vienen después. Importan, claro, pero son el nivel más expuesto al desgaste, al error y a la factura social. Ahí, incluso, una derrota puede ser administrable y hasta funcional, una suerte de purga territorial que reordene cuadros y responsabilidades. En política, no todo lo que se pierde es derrota, ni todo lo que se gana es poder. El orden de las prioridades dice más que cualquier discurso triunfal.

Síguenos