El ostentoso edificio que se construye del Poder Judicial del Estado de México en Toluca lo representa muy bien

Las nuevas oficinas, pagadas con dinero del pueblo, al mismo que se le niega o escamotea la justicia, resultó 3 veces más caro de lo que se proyectó en el origen
abril 30, 2024

La declinación de Jazmín Jaimes a la candidatura para reelegirse como diputada federal es un golpazo a los afanes del PRI, PAN y PRD para continuar controlando políticamente una buena parte del atribulado sur mexiquense. Jazmín, durante años, ha sido una intermediaría eficaz con los factores reales de poder en Tierra Caliente. Desde hace mucho se habla de su interlocución con algunos grupos dominantes de las actividades ilícitas en la región colindante con Guerrero y Michoacán. Algo se rompió.

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Jazmín, originaria de Tlatlaya, desplazó en poco tiempo a los liderazgos políticos tradicionales en el sur. Hay una anécdota que se cuenta repetidamente y nunca ha sido desmentida sobre su intermediación para que una organización criminal liberará las instalaciones de al menos media docena de comités municipales del PRI que había tomado para hacer presión poco antes de las elecciones del año pasado.

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Las razones que la diputada federal explicitó en su carta de renuncia a la candidatura no son todas ni quizá las que más pesaron en su decisión. Recursos para hacer campaña en la accidentada y hostil geografía sureña no le faltaban. Fue el mal trato que recibió de los liderazgos de su partido, que en el fondo apostaban más a separarse de ella dándole la espalda.

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La ausencia de liderazgo de Ana Lilia Herrera es ostensible. No hay día en que no le renuncien cuadros, dirigentes o militantes de pie. El PRI cada día que pasa se hace más y más chiquito. El trasvase de Eruvielistas y algunos delmacistas le hace más daño del que se acepta en público. Ana vive hoy la peor encrucijada en su vida política.

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El ostentoso edificio que se construye del Poder Judicial del Estado de México, entre las calles de Leona Vicario e Independencia, en la ciudad de Toluca, lo representa muy bien. Es el edificio más caro que se ha hecho en la capital mexiquense en los años recientes, supera con mucho hasta en fealdad al adefesio de concreto que levantó la UAEMex a unos metros. Las nuevas oficinas, pagadas con dinero del pueblo, al mismo que se le niega o escamotea la justicia, resultó 3 veces más caro de lo que se proyectó en el origen. Una más del magistrado presidente Ricardo Sodi.

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