Esta semana se dieron a conocer los nuevos resultados del Programa para la Evaluación Internacional de los Alumnos, mejor conocido como PISA por sus siglas en inglés. En esta prueba, que se realiza cada 3 años por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), encontramos que para este análisis participaron cerca de 540 mil estudiantes de 15 años de 72 países.
Las tres disciplinas evaluadas son: Ciencias, Matemáticas y Lectura. Por ejemplo, en ciencias destacaron Singapur, Japón, Estonia y Finlandia; mientras que en matemáticas Hong Kong, Macao, Taiwán y Japón; y por último, en lectura Singapur, Hong Kong, Macao, Taiwán y Japón.
Si hablamos de México, tenemos muy malas noticias, ya que quedó en el lugar número 58 en ciencias, en el 56 en matemáticas, y en lectura, en el lugar 55; es decir que nuestros estudiantes están muy por debajo de la media.
El desempeño general de América Latina es muy bajo, por lo que se han hecho diversas sugerencias respecto de cómo mejorar el sistema educativo siendo entre ellas: acortar la desigualdad, hacer más atractiva la carrera de maestro (invertir en la profesionalización), enseñar a pensar a los estudiantes como científicos, y enseñar pocas cosas a profundidad (en América Latina los libros de texto son más grandes que en Japón, pero lo importante es enseñar poco y a profundidad).
Es necesario decir que algunas de las críticas que ha recibido esta prueba es que en el año 2014, prestigiosos académicos de Estados Unidos y Europa escribieron una carta a Andreas Schleicherm, director de educación de la OCDE y coordinador de la prueba PISA, criticando el enfoque de las pruebas debido a que evalúan habilidades importantes para un trabajo, pero la instrucción es enseñar habilidades para la vida.
Lo cierto que es nuestro sistema educativo, como ya lo hemos dicho muchas veces, se ha quedado estancado. Por más reformas y recursos, no existen grandes resultados. Si bien las nuevas reformas tardarán muchos años en medirse de forma global, es necesario buscar la manera de evaluar rápidamente cómo se comportan las acciones implementadas a fin de adaptar, componer y/o mejorar lo que sirva y eliminar aquello que está perjudicando, independientemente de si es una institución pública o privada, ya que al fin y al cabo, tienen los mismos resultados.