El milagro de la vida

(Quinta parte)   Ciertamente las relaciones altamente extractivas de los seres humanos con la naturaleza, no son nuevas.  Dos ejemplos de culturas que, irónicamente, alcanzaron un alto desarrollo pero no supieron cuidar los ecosistemas que los rodeaban.  Ambas en América, una en el Pacífico Sur otra en el sureste de México y América Central.    […]

(Quinta parte)

 

Ciertamente las relaciones altamente extractivas de los seres humanos con la naturaleza, no son nuevas.  Dos ejemplos de culturas que, irónicamente, alcanzaron un alto desarrollo pero no supieron cuidar los ecosistemas que los rodeaban.  Ambas en América, una en el Pacífico Sur otra en el sureste de México y América Central. 

 

En la Isla de Pascua se desarrolló una de las civilizaciones más brillantes del Pacífico que terminó siendo víctima de un proceso de sobrepoblación y del agotamiento de sus recursos.  Los habitantes de la isla explotaron sus recursos hasta terminarlos, hasta arrasarlos y enfrentaron la desaparición de su civilización.  Conocieron la violencia social, los levantamientos y el hambre, muchos de ellos no sobrevivieron a este cataclismo.  Hoy en día se habla de los misterios  de la Isla de Pascua.  El verdadero misterio de la isla es por qué sus habitantes no reaccionaron a tiempo, es una de varias teorías, pero es la que nos interesa.

 

Los mayas.  La cultura que conocía el concepto del cero, de grandes astrónomos y matemáticos, que fueron capaces de construir, en la Selva Lacandona, ciudades vibrantes y poderosas que dominaron América Central… pero ¿a qué costo?  Para conseguir un metro cuadrado de cal que les permitió edificar sus formidables templos, represas y monumentos, tenían que quemar 20 árboles con los que calentaban la piedra caliza… árboles que se convertían en carbón que se fue a la atmósfera y alteró el equilibrio básico de la temperatura que permite la vida en la tierra.  Sobrevino una gran sequía, nos dicen los científicos, como consecuencia de la casi desaparición de los bosques y, sin medir las consecuencias de sus actos, quedaron inmersos en un círculo vicioso que los llevó casi a la desaparición.  Imaginemos el profundo silencio en sus ciudades cuando acaeció uno de los desastres demográficos más grandes de la prehistoria de la humanidad. 

 

Ningún factor puede, por sí mismo, llevar a toda una civilización a la ruina, algunas de las ciudades mayas lograron sobrevivir, pero la deforestación que aparece como principal factor de la sequía exacerbó otros problemas como disturbios sociales, guerra, hambre y enfermedades.  Los mayas no se detuvieron a tiempo, tampoco los habitantes de la Isla de Pascua, porque no conocían las consecuencias de sus acciones sobre los ecosistemas.  Nosotros sí las conocemos.  ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestra actitud depredadora? ¿O elegimos continuar haciendo lo mismo para obtener los mismos resultados y mantendremos nuestro consumo irracional de recursos como hasta ahora? Las radicales variaciones de temperatura y condiciones climáticas en la semana que concluyó, en el contexto de una primavera que parece nos hemos robado a nosotros mismos, ¿nos movió a pensar qué vamos a hacer para no seguir contribuyendo al daño? ¿O solo pensamos “el clima está loco”?

 

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@10aRegiduriaTol