En la sociedad política priista no terminan por digerir el esperpento declamado por el alcalde Raymundo Martínez el pasado fin de semana a propósito del relevo en la dirigencia municipal del PRI en Toluca. Muchos, siguen con cara de ¡¿what?!, y, otro tanto, continúan atacados de la risa. Ni Indiana Jones podría descifrar eso de “…nos van a sembrar pasados inconfesables y pecados imperdonables…” Bueno, ni con güija, podría atinarse qué quiso decir con eso de “…nos espera el momento de los peores ataques, nos van a cuestionar, van a pretender dividirnos y nos van a inventar errores”. El alcalde anda místico.
*
Eric Sevilla ha pasado a Eric Cebolla. No por lo del pelito escaso y blanco, sino por tanto autoelogio, tanto cebollazo. El dirigente estatal del PRI pasa horas como la Reina Grimhilde -la malvada del cuento de Blanca Nieves-, preguntando a su espejito ¿quién es el más bonito?, respondiéndose para sí mismo: ¡el PRI es el más bonito! Se requiere mucho que autoestima para competir con auténticas oportunidades del triunfo. Alguien debería decirlo antes de que se le ocurra querer grabar su propio TED Talk.
*
A propósito del PRI mexiquense, sería muy importante que la autoridad electoral preguntará a Eric cuánto cuesta el armado del “ejército” de 75 mil operadores que tanto presume en sus mítines. Mejor aún, que detalle si esos activistas recibirán remuneración alguna, si es afirmativo que diga de cuánto y de dónde salen o saldrán esos recursos. Inocentes dudas.
*
Un fuerte olor a Videgaray impregna la atmósfera política local. Quién lo dijera, parece que sigue activo y muy interesado en el Estado de México. Se pensaría está agazapado en algún lugar del mundo sin tratado de extradición con México, pero el enterrador del peñismo sigue moviendo sus hilos. Pretende influir en la elección del 2023. Visibilicémoslo
*
No son pocos los que opinan, con sarcasmo obvio, que la alianza “Va Por el Estado de México” se ha fortalecido y, es casi un hecho, que se presentará con candidatura única en el 2023. Sus integrantes, PRI-PAN-PRD y GAP, están felices. ¿Será?