Es inevitable que Alejandra del Moral camine sobre las huellas de Del Mazo

Es inevitable que Alejandra del Moral camine sobre las huellas de Del Mazo
En 2017 ella formó parte del equipo que llevó a Alfredo a la gubernatura

Quizá muchos lo han olvidado, pero valdría la pena recordarlo para formar un juicio en estos momentos de disputa por el poder. En 2017, Alfredo Del Mazo arrancó en tercer lugar en las preferencias electorales. La panista Josefina Vázquez Mota estaba en la punta con una ventaja mayor a 10 puntos. Delfina Gómez sorprendía a todos colocada en segundo sitio. Del Mazo vino de atrás y logró vencer en unas elecciones marcadas por la sospecha de fraude. 

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Para una lectura apropiada habría que empezar por distinguir claramente las similitudes y diferencias de 2017 y 2023. En el 17 el gobierno federal lo controlaba el PRI igual que la mayoría de los gobiernos estatales. Hoy es Morena quien domina. En el 17 el Verde fue aliado del PRI, hoy lo es de Morena. En 2017 el gobierno del Estado de México estaba en manos de un político hecho en los hervores del priismo más duro. Hoy está encabezado por Alfredo Del Mazo, un político educado en el poder con formas más finas, no de pelea ni confrontación.

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Es inevitable que Alejandra del Moral camine sobre las huellas de Del Mazo. Que intente la misma ruta. En 2017 ella formó parte del equipo que llevó a Alfredo a la gubernatura. Como presidenta del PRI fue integrante del war room junto Alejandra Sota, José “Pepe” Becker, Francisco Sarmiento, Ricky Arango, Gisela Rubach y Sergio José Gutiérrez, entre otros. Ese equipo, pero reforzado, intentará ganar por segunda ocasión la gubernatura este año. 

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Vaya, vaya. El Financiero –propiedad del empresario Manuel Arroyo, compadre de Alejandra Sota y adversario jurado de la 4T– les hizo el día, lunes y martes, a muchos priistas que casi destapan champaña para celebrar las encuestas que colocan a Alejandra en segundo lugar con 8 puntos de desventaja y al presidente López Obrador con un supuesto índice de desaprobación popular en el Estado de México de 51 por ciento. Podrán ser verosímiles o no, pero de que subió el ánimo de los priistas, subió.

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Juan Zepeda no sufre ni se acongoja, está en su juego. Hace lo que conviene a su partido, MC, y a sus propios intereses. En su lógica, parece obvio, lo demás es lo de menos. Lo que la gente quiera o necesite está en segundo plano. Una visión absolutamente empresarial de la política, donde lo que importa es la ganancia.