“Esto que llevo es para comer», la historia de Claudia, pepenadora en la Central de Abasto Toluca

Claudia explica que pepenar basura es una labor complicada; en esta actividad se enfrenta a las lluvias, al calor y a contraer enfermedades

Diariamente, hombres y mujeres acuden a la Central de Abasto de Toluca para buscar comida y objetos rescatables entre los montones de basura que se acumulan en el lugar. Se trata de al menos 30 pepenadores, quienes realizan esta actividad debido a la situación de pobreza en la que se encuentran.

Una de esas personas es Claudia López Agustín, de 63 años. Por más de tres horas en el horario vespertino hurga entre la basura para encontrar “lo que Dios provea”.

Ella es originaria de San Cristóbal Huichochitlán y se dedica a pepenar basura, pues su esposo ya no trabaja porque tiene diabetes:

“Yo vengo a las 4 de la tarde y me voy a las 7:30 de la noche, para ver si sale algo en las tardes. Somos varios y no podemos estar todos porque no alcanza, hay más gente y más cuando hay plaza.

Esto que llevo es para comer. Si encontramos un poco de quelite, unos chiles, tomates, los lavamos y es para el gasto de la casa. Tengo a mi esposo que es diabético y no puede trabajar”, expresó.

A pesar de su edad, la necesidad llevó a Claudia a hurgar entre la basura para recolectar jitomates, chiles, naranjas y papayas, los productos que más se desperdician. Sin embargo, también puede encontrar ropa, zapatos o algunos electrodomésticos.

Entre perros –que también buscan de comer– y un fuerte olor a desperdicio, Claudia selecciones las verduras en mejor estado. En esta ocasión tuvo suerte, pues además de cilantro, higos y melones, encontró ollas de barro y platos.

El oficio de pepenar en la Central de Abasto de Toluca

Claudia explica que pepenar basura es una labor complicada; en esta actividad se enfrenta a las lluvias, al calor y a contraer enfermedades. 

¿Tiene miedo a las infecciones?, le preguntamos. “Fíjese, uno teniendo precaución, si está recogiendo el material, si quiere comer algo tiene uno que lavarse las manos, y después comerse su alimento. Igualmente, lo que recogemos de comer, pues tenemos que lavar y desinfectar, para después prepararlo y nos lo comemos”, contestó.

Lo más difícil, dice, son dos cosas. La primera es que en ocasiones las personas llegan a insultarles verbalmente por el simple hecho de juntar alimentos. Sin embargo, “es la necesidad la que nos obliga”, señaló. La segunda es que al ser bastantes pepenadores, en ocasiones no hay alimentos que puedan llevarse a sus hogares: “cada día es más difícil, si no encontramos, comemos lo que haya”.

La historia de Claudia por sobrevivir es la de miles de toluqueños. De acuerdo con el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en Toluca 181 mil 786 personas se encuentran en vulnerabilidad por los ingresos que perciben. Además, hasta el 2020, el municipio tenía 511 mil 347 personas en pobreza.