Fuga en Mí menor

Es una novela de una fuerte voz examinadora

El verso de Quevedo, “con pocos, pero doctos libros”, sirve de epígrafe para hablar de Sandra Lorenzano, talentosa autora de apenas tres novelas (también tiene libros de poesía y ensayo, pero hoy quiero enfocarme en su narrativa). Para muestra, basta “Fuga en Mí menor”..


Leo, el protagonista, pianista de gran inventiva musical, sufre una crisis creativa. Vive atormentado por los fantasmas: el primero, el crucial, el de su padre, Giulio, muerto en Italia durante la Segunda Guerra Mundial, de quien no recuerda nada: lo único que tiene para generarse una figura paterna es la maleta que le sobrevivió, con el libro “Trabajar cansa” de Cesare Pavese, y una fotografía que conserva su madre, en la cual solo aparece la sombra de aquel hombre.


Los demás espectros se componen de su madre, Nina, también ya fallecida; su hijo, Julio, quien partió de Argentina (donde se encuentra Leo) con su mujer; su exesposa, Mercedes, y Bruna, amiga de su madre, quien también le ayuda a desentrañar su propio pasado a través de las vivencias con Nina.

Como dice Élmer Mendoza, esta “es una novela de una fuerte voz examinadora; se puede sentir como un examen generacional para saber qué tanto nos hemos preparado para participar de la cultura occidental sin remordimientos. Además es rica en matices poéticos y musicales, y sostiene una interesante línea narrativa a partir del recuerdo.

Es un libro vivo; mientras se sigue la historia de los personajes no paras de hacerte preguntas sobre tus carencias, plenitudes y misterios”.Muy agradable encontrar narradoras versátiles, con gran “oído para el ritmo perfecto, capacidad para controlar la historia y paciencia artística”.