La ética mexiquense frente al abismo del mundo
El deber de nombrar el horror
Desde la perspectiva deontológica —es decir, desde la ética del deber incondicionado, no del cálculo de consecuencias—, el genocidio en Gaza no es una tragedia lejana, sino un escándalo moral que interpela a toda conciencia humana. En la estela kantiana, donde la dignidad humana no puede ser medio para ningún fin, el exterminio sistemático de una población civil no admite justificación estratégica, política ni religiosa. Es, en sí mismo, un mal absoluto. Nombrarlo como tal, sin rodeos ni eufemismos, es ya el primer deber de quien se dice humano. Callar, justificar o relativizar —por complicidad ideológica, intereses económicos o miedo diplomático— no es neutralidad: es adhesión al crimen. Lo recordaba Emmanuel Levinas: el rostro del Otro, despojado, herido, exige responsabilidad antes que comprensión.
Memoria de los exterminios
La historia no es una cronología de fechas, sino una geografía de crímenes, resistencias y olvidos. Gaza hoy es la repetición con variaciones del gueto de Varsovia, de Guernica bombardeada, de los kurdos gaseados por Saddam, de Sabra y Chatila, de Ruanda en 1994. La lógica del “enemigo absoluto” —que legitima su eliminación física— es una constante en las pesadillas de la humanidad. Cuando se justifica la muerte de niños porque “nacen de terroristas”, se activa la misma maquinaria moral que permitió Auschwitz. La Shoá no puede servir de coartada para repetir sus métodos. Primo Levi nos advirtió que el Holocausto fue posible porque muchos callaron o miraron hacia otro lado. Hannah Arendt definió esta pasividad como “banalidad del mal”. Hoy, Gaza es el espejo donde el mundo mide su cobardía.
La ética mexiquense frente al horror global
¿Por qué debe importar a una sociedad como la mexiquense —tan golpeada por su propia violencia, su pobreza, su descomposición institucional— lo que ocurre a miles de kilómetros? Porque el ser humano no es una isla, y la ética no reconoce fronteras. Una comunidad que normaliza el genocidio lejano, tarde o temprano normaliza el crimen propio. La indiferencia global legitima la brutalidad local. Si no somos capaces de condenar el exterminio de otros pueblos, ¿con qué legitimidad exigiremos que no nos exterminen a nosotros, por otras razones, con otras armas? Además, el reconocimiento de la humanidad del otro —incluso del más distante— es la única defensa contra la deshumanización en casa. Gaza es también Nezahualcóyotl cuando la Guardia Nacional asesina a jóvenes impunes, o Ecatepec cuando el feminicidio se vuelve paisaje.
El eco ontológico del genocidio
El genocidio no solo mata cuerpos: arrasa significados. Borra culturas, silencia memorias, desfigura al ser. Es, en palabras de Jean-Paul Sartre, una tentativa de matar al Otro en su condición de existir. Y en un mundo interconectado —no solo por redes digitales, sino por estructuras afectivas, simbólicas y económicas— lo que ocurre en Gaza produce ondas expansivas que tocan incluso al más ajeno. Aceptar un genocidio como “parte de la política internacional” es admitir que la vida humana puede tener precio, que hay seres descartables. Eso corroe nuestra capacidad de indignación, nuestra compasión y, en último término, nuestra libertad. Spinoza lo advertía: el miedo y la tristeza son pasiones tristes que esclavizan. Gaza nos sitúa ante un dilema espiritual: elegir entre ser cómplices o testigos que resisten con la palabra, con la razón, con la memoria.
Conclusión: la palabra como acción
Una sociedad que calla ante el genocidio entrena su conciencia para callar ante sus propias tragedias. Condenar el exterminio en Gaza es, pues, un acto de higiene moral, un ejercicio de conciencia histórica y una afirmación de lo humano. Desde el Estado de México —tan lleno de heridas propias— se debe alzar la voz no como gesto retórico, sino como afirmación de un principio: toda vida vale, y ningún pueblo merece ser exterminado. Si el mundo no aprende a reaccionar ante Gaza, se habrá demostrado indigno de su propia historia. Y nosotros, indignos de vivir en ella.

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