¿Cómo gestionar la migración?

¿Cómo gestionar la migración?
Muchos países (del primer mundo) no podrían mantener sus niveles de crecimiento económico con su mano de obra nacional, pues está envejeciendo

Hubo un tiempo en que México era un país expulsor de migrantes; hoy también es un receptor de ellos. Un reciente estudio del Banco Mundial (BM) señala a nuestro país entre aquellos que han entrado a una “competencia mundial“ por los trabajadores migrantes. Nuestro país es considerado por el BM como un Estado de ingreso mediano. Esta categoría se corresponde con aquellas naciones tradicionalmente expulsoras de migrantes (junto con las de ingreso bajo). Sin embargo, sus más recientes investigaciones y estudios prospectivos dicen que países de este tipo están, al mismo tiempo, expulsando y recibiendo migrantes.

Migración en el mundo

El Informe sobre el desarrollo mundial 2023: Migrantes, refugiados y sociedades sostiene que existe ya una abierta competencia por los trabajadores a medida que las poblaciones envejecen en los países ricos y de ingreso mediano. Sus datos señalan que las poblaciones en todo el mundo están envejeciendo a un ritmo sin precedentes. Esto hace que muchos países ya dependan francamente de la migración para mantener como viable su potencial de crecimiento a largo plazo.

Lo anterior implica no sólo modificar la política de rechazo y persecución a los flujos migratorios, sino generar con urgencia una mejor manera de gestionar la migración. ¿Qué significa exactamente eso? Pues dirigir y administrar a los migrantes como un recurso. Textualmente, el informe del BM dice que «los responsables de formular políticas (migratorias) deben tener como objetivo fortalecer la correspondencia entre las habilidades de los migrantes y la demanda en las sociedades de destino».

Como puede apreciarse, este es un claro llamado a los países del mundo a cambiar su enfoque y dejar de lado las restricciones migratorias para enderezar un enfoque en el que se vea a la migración como aprovechable. Hace incluso un llamado a generar acuerdos entre países para conducir esta gestión. Tanto países de origen como de destino deberían -sugiere el BM- ponerse de acuerdo sobre cuántos migrantes, de qué perfil y en qué momento admitirlos. Algo así como lo que hicieron EUA y México con el programa Bracero a mediados del siglo pasado.

Los países de destino deben alentar la migración cuando las habilidades que aportan los migrantes sean muy requeridas, facilitar su inclusión y abordar los impactos sociales que generan inquietud en sus ciudadanos“. En este enfoque la migración es vista como un factor que puede contribuir al desarrollo y es, evidentemente, una mirada económica. Omite o no quiere abordar los problemas sociales que la migración implica. Sabemos que la xenofobia, la discriminación, los conflictos raciales son casi inherentes a la migración.

Gestionar la migración

La aculturación, trasculturación y aculturación son también procesos que van aparejados a la migración y es algo que la sugerencia del BM no aborda. Todos sabemos lo conflictiva que es la presencia africana en Europa, o los latinos en EUA. Hay ideologías y posturas políticas no dispuestas a acoger a los migrantes o hacerlo bajo profundos sentimientos racistas. Ello conduce a problemas de convivencia, cosa que no se revisa en el informe en comento.

El hecho que señala el BM es, no obstante, una advertencia en el sentido de que muchos países (del primer mundo) no podrían mantener sus niveles de crecimiento económico con su mano de obra nacional, pues está envejeciendo y, en consecuencia, reduciéndose el número de nacionales que se incorporan al mercado laboral. Además, esos nacionales que se incorporan suelen tener una mayor preparación académica o grado de especialización. Por lo cual escasea la mano de obra genérica y que hace las cosas relacionadas con la producción y los servicios.

Lo que sí señala el informe es que los costos de recibir migrantes, e incluso refugiados, deben distribuirse entre los países involucrados. Y, en aquellos casos de “migración desfavorable“ -dice- debe igualmente abordarse el tema de manera bi o multilateral. Esta ruta conduce, de acuerdo con la perspectiva que propone el BM, a equilibrar la subrepresentación que actualmente tienen en el debate sobre la migración los países más pobres y tradicionalmente expulsores de migrantes.

También se debe escuchar -sugiere- al sector privado que requiere esa mano de obra y, por supuesto, a los migrantes y refugiados. Estamos, sin duda, en el umbral de una nueva fase del desarrollo global, donde la distribución de la mano de obra está desfavoreciendo a los países más ricos. Por ello ahora empiezan a alentarse este tipo de enfoques, según los cuales “no es tan mala“ la presencia de migrantes si se le sabe gestionar. Y, lo más trascendente, podría ser el último recurso para mantener los niveles económicos en los países de ingrese mediano y alto.