El aparato de seguridad que se mueve alrededor de los eventos del gobernador Alfredo del Mazo Maza es ofensivo y hasta insultante para el ciudadano común, así se manifestó durante la inauguración del Hospital Municipal de Lerma.
Desde las primeras horas del lunes la comunidad de Santa María Atarasquillo, donde se edificó el hospital, se convirtió en un auténtico búnker. A las 9 de la mañana decenas de gendarmes estatales y municipales habían sido desplegados a lo largo y ancho de las comunidades aledañas y sobre la vieja carretera del Departamento del DF.
Lo mismo había oficiales de tránsito en cada esquina para agilizar el tráfico y que aguantaban estoicas bajo los rayos del sol, que gendarmes estatales patrullando la zona para evitar desaguisados.
A las diez de la mañana los alrededores del hospital se convirtieron en la zona más segura del Estado de México. Oficiales de tránsito, policías estatales, municipales y decenas de elementos policiales vestidos de civil mantenían el control de la zona.
El lugar se volvió impenetrable si no se contaba con la invitación de rigor. Adentro más y más policías resguardando las vallas que conducían a la carpa del evento, a la que sólo se podía acceder pasando por dos filtros más de seguridad, donde revisaban hasta las pañaleras de las amas de casa invitadas y donde decomisaban toda clase de alimentos.
En el lugar dispuesto para el evento se observaban más vallas convertidas en infranqueables murallas que no permitían el paso, pues los lugares estaban bien definidos: prensa, autoridades auxiliares, público y presídium.
La develación de la placa, el recorrido por las entrañas del hospital y la inevitable perorata habitual se volvió de pena ajena, cuando el alcalde local, Jaime Cervantes Sánchez, vociferó sin rubor "que no hay municipio en el Estado de México, en México y en todo el mundo, donde se le quiera tanto como en Lerma, señor gobernador Alfredo del Mazo".
Pero toda la parafernalia se armó para inaugurar con bombo y platillo el primer hospital de segundo nivel en el municipio de Lerma, y que cuenta con 15 camas -hacen presunción- que darán servicio a más de 90 mil habitantes, lo que significa que cada cama dará servicio en promedio a 6 mil habitantes de la demarcación.
Al final, los abrazos y saludos de rigor, las selfies y pequeñas charlas con el gobernador y su esposa que se extendieron por más de media hora.
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